A través de la luz (Fernando Vacas; Vallellano & The Royal Gypsy Orchestra, 2018)
ÓPERA FLAMENCA. Fernando Vacas la lía a base de bien para este disco que sigue la moda actual de darle un nuevo revolcón al flamenco. Es la última tendencia y no por ello el cordobés deja de tener éxito en una aproximación más que suculenta al universo y las maneras de una de las músicas más intensas del mundo.
La nómina de colaboradores es de órdago y amenaza con ahogar las dotes innatas que de por sí ya tienen el concepto y su plasmación. En medio de la vorágine de toda una ópera flamenca que nada tiene de clásica nos encontramos a gente como Lee Ranaldo y Steve Shelley (Sonic Youth), Niño de Elche, Rosalía, Tarik, Howe Gelb, Jorge Pardo, Remedios Amaya y muchos otros no tan conocidos para el gran público. Todos cumplen con solvencia y rubrican uno de esos discos que nadie se espera y que ha venido para quedarse en el imaginario de todos los que exploramos esa frontera agreste entre el rock, el flamenco y todos los virus que generan.
Habría muchos puntos que destacar aquí. Yo, aparte de la denuncia asesina de Niño de Elche y la distorsión deshilachada aquí y allá, tengo que nombrar a una Rosalía que se sale una vez más. No soy quién para decir si lo que hace esta chica es flamenco o no, pero su voz me atraviesa el alma y eso no es opinable. También merece mención especial esa adaptación del "Black Star" de David Bowie, aquí "Estrella negra", en el que Tarik hace algo que, sin ser flamenco, tiene esa misma profundidad, y funde la voz del propio Bowie con violines y voces andaluzas en una versión vaporosa y ultraterrenal.
El disco falla para mí en un par de detalles que no dejan de ser minúsculos. Quizás el que moleste un poco más sea esas "Alegrías de un nuevo rumbo" que, con todo lo bonitas que son, no me acaban de cuadrar en el conjunto. Es uno de los ejemplos que pecan de exceso de azúcar en una obra conceptual rotunda y bestia de las que no se suelen ver por estos lares.
★★★☆☆
"A través de la luz" antes que un disco es un espectáculo musical con planteamiento, nudo y desenlace. Una puesta en escena teatral que realza los claroscuros de una experiencia que narra nada menos que la existencia humana tomando como eje central la situación real de una persona que tras un accidente estuvo clínicamente muerta durante 3 minutos y 33 segundos.
Fernando Vacas tira de concepto y se enfanga en las raíces para ofrecer un espectáculo en la línea de otras "instalaciones" musicales que podemos rastrear en gente variopinta como Scott Walker ("And Who Shall Go to the Ball? And What Shall Go to the Ball?" (2007)), Lou Reed ("The Raven" (2003)), Joni Mitchell ("Shine" (2007)) o toda la carrera y los diversos picoteos del mismísimo David Bowie, al que homenajean en este disco.
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