SINFONÍA DE LA CIÉNAGA. Tras el bonito aunque blando Waiting for the Sun (1968) la banda endulzó aún más su sonido ayudada por una sección de cuerdas y vientos que definitivamente no funcionó. No deja de ser sintomático que las canciones que hasta ese momento estaban firmadas por The Doors pasen a ser firmadas por Krieger o Morrison. Por un lado se nota que Jim no está tan involucrado en la creación del disco. Por otro ¿le daría vergüenza que se pensara que era autor de según qué temas?
De esta Sinfonía de la ciénaga, como algún crítico bautizó al sonido del disco, salvaría los temas firmados por Morrison en solitario. Concretamente, "Shaman's Blues", "Wild Child" y el tema titular siguen teniendo el poder primigenio y magnético de los primeros Doors y destacan sobre el resto como torres de Babel. Por fuerza, pertinencia, poesía, veneno blues... Por oponerse a la mísera energía de un bloque hecho para encandilar a maduritos y vejestorios de corazón. A todos aquellos que jamás se acercarían motu proprio a la genialidad visionaria de un grupo único.
Por suerte tienen la dicha de cerrarlo con la canción que le da título, tema que merece un apartado en esta reseña. Con ella vuelven a noquear al oyente a través de un desarrollo largo, apenas nueve minutos esta vez, que es lo que necesitan para que Jim desgrane su poesía urbana y ácida, para que describa este desfile suave por las afueras de la ciudad y azote los ojos del caballo sobre música de clavicordio que muta en un adictivo ritmo latino. Un ritmo que propulsa a la canción hasta su gozoso final. La mejor forma posible de poner colofón a un disco, por desgracia, muy mediocre. El punto más bajo de su carrera.
★★☆☆☆
A1
Tell All the People
3:24
A2
Touch Me
3:15
A3
Shaman's Blues
4:45
A4
Do It
3:01
A5
Easy Ride
2:35
B1
Wild Child
2:36
B2
Runnin' Blue
2:27
B3
Wishful Sinful
2:56
B4
The Soft Parade
8:40
Total: 33:39
No hay comentarios:
Publicar un comentario