viernes, 7 de agosto de 2020

Corrientes circulares en el tiempo

Currents (Tame Impala, 2015)

NEO-PSICODELIA

Ya lo venía avisando Kevin Parker: en este disco el australiano pretendía una concentración en la melodía y en el lado pop de su música, con las guitarras en un muy discreto segundo plano y con picoteos en la música disco y el R&B. Y así lo ha hecho. Los sintetizadores mandan en la tercera obra de Tame Impala. No debería ser una sorpresa, por tanto, pero el resultado no deja de ser más bien tibio.

Al señor Parker, cabeza pensante y dueño y señor de ese conglomerado que llama Tame Impala, no se le puede negar ni su valentía ni su gusto ni su conocimiento musical. Mucho menos a la luz de pelotazos como ese "Let It Happen" con el que abre, canción capaz de desarmar a cualquiera con su euforia y su fulgor melódico. Es un pórtico que promete la gloria de siempre desde un ángulo diferente.

 

 

 

Por eso no deja de ser frustrante para mí el no llegar al corazón de un disco que se me escapa entre los dedos cada vez que intento atraparlo. Se me hace largo. Las melodías las percibo nítidas, pero no las absorbo, se me quedan en la piel y se evaporan rápidamente. Sin ser malo, las expectativas eran tan altas, que es una pequeña decepción.

A pesar de todo el lujo de una producción milimétrica que pone al álbum al lado de joyas como "Loveless" (My Bloody Valentine, 1991) o "Kid A" (Radiohead, 2000), así está la cosa con mi primera inmersión en la banda australiana, lo más de lo más en el indie reciente. He oído por ahí que el anterior, "Lonerism" (2012), está mucho mejor. No me apetece, pero tendría que probarlo. Y pase lo que pase, una cosa tengo clara: no es por ti, Kevin, es por mí.

 

 

No sé muy bien por qué, pero con este disco me viene a la mente ese fulgurante "Loveless" (1991) con el que My Bloody Valentine reventó todas las expectativas a principios de los 90. Lo curioso es que el disco señero de los de Kevin Shields es un 10 en toda regla, uno de los mejores álbumes de la historia, mientras que este "Currents" llega al bien más bien raspadito. Aún así, será por lo cuidado del sonido, lo noqueante de sus atmósferas o lo artesanal del trabajo de estudio de ambas obras, pero lo cierto es que no dejo de ver una relación ahí. Una relación que supongo que será todo un halago para el señor Parker. No esperaría otra cosa.

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