Hardwired...to Self-Destruct (Metallica, 2016)
METAL. Ocho años entre dos discos parece mucho. Es cierto que en medio queda la controvertida colaboración con Lou Reed, "Lulu" (2011), pero aun así sigue siendo un lustro sin noticias de Metallica en cuanto a grabaciones de estudio. Concentrados como están en sus conciertos mastodónticos, en lidiar con adicciones, gestionar sus colecciones de arte y administrar sus extensas propiedades, tampoco podemos pedirles ya más que esto. Un disco muy de vez en cuando en el que toquen a reventar sin mayores pretensiones.
Parece que esa es la idea instalada en el seguidor medio de la banda. Cualquier cosa que saquen y haga rabiar los altavoces es aceptable y "el mejor disco desde el "Black Album" (1991)". En mi opinión, tanto "Load" (1996) como "Reload" (1997) son mejores que cualquier cosa que hayan sacado después, pero sé que me quedo bastante solo en esa apreciación. Aquí vuelven a confirmármelo con un disco de metal con todas sus letras, tal vez no de thrash metal, eso queda lejos por mucho que lo intentaran otra vez con "Death Magnetic" (2008), pero sí de heavy metal, eso es innegable.
Y lo es por la
potencia, las armonías a lo Iron Maiden que nos retrotraen a "Ride the
Lightning" (1984), y por tomar el ya mencionado álbum negro como
plantilla para varios de sus temas y riffs. En el disco resuenan ecos de
"Holier Than Thou", "Of Wolf and Man", "My Friend of Misery" o "Sad But
True". Lo malo es que se olvidan de escribir ese pelotazo que los más
ilusos todavía esperan. Porque con sacar un puñado de riffs resultones y
cantar a pleno pulmón no se arregla la cosa. Admito que el disco tiene
un detalle que me gusta: la división en dos volúmenes hace que se le
hinque el diente con mayor facilidad. Poca cosa, cierto, pero es algo.
Luego
está lo descompensado del material y su excesiva duración. Las lacras
de casi siempre con este grupo. Hay bastante consenso entre la parroquia
al reconocer que lo mejor del disco se concentra en la primera rodaja.
Estoy totalmente de acuerdo. Por eso no entiendo que, en muchos casos,
no se penalice eso como debería y sigan diciendo que "aun así, es un
gran disco". A mi modo de ver, cuando la mitad de un álbum es, seamos
generosos, mediocre, ya no puede ser un gran disco. Y encima rozan los
ochenta minutos, cuando ya se sabe que la potencia sin control no sirve
de nada.
★☆☆☆☆
Los miembros del grupo se transforman en una bestia de cuatro caras en la portada del disco. Una superposición que puede recordarnos a otras como la que Queen hicieron para su "The Miracle" (1989) y para tantos otros discos que ya han usado esta técnica antes. A pesar de todo, no deja de ser impactante y llama la atención.
A mí, además de a algunas portadas anteriores, me lleva a los bestiarios con los que se aterrorizaba en la Edad Media o a monstruos más cercanos, como ese Godzilla que nació en Japón tras los efectos de la bomba atómica y que ha asolado el mundo del cómic y del cine desde 1954.
Claro que, con lo que han hecho aquí los de San Francisco, no puedo asociarlo al clásico japonés, sino al remozado más reciente que ha hecho Hollywood. Mucho más plastificado y sin el sabor de lo auténtico. No sé si me explico. :P
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