lunes, 28 de diciembre de 2020

Amor abisal

Black Love (The Afghan Whigs, 1996)
 

ROCK LLAMEANTE. No me queda claro si "Black Love" es una secuela o un remake de la película obscena que los Whigs se marcaron con "Gentlemen" (1993). Lo que parece claro es que comparte con el anterior ese deseo malsano, esa visión descarnada y pesimista del amor. Relaciones como jaulas, culpa, viajes de redención y veneno en dosis extremas rellenan una obra con hechuras de disco mayor, pero que falla en los momentos clave, situándose, no sin orgullo, como la bisagra perfecta entre las dos obras capitales del grupo.

Todo esto hace de "Black Love", vaya título, un disco engañoso. Una maravilla camuflada o una obra frustrante. Un álbum más que notable, no me cabe duda, de esos que crecen conforme avanzan y van ganando con las escuchas. Los motivos son claros y creo que radican en una originalidad compositiva que alejaba al grupo del pelotón del grunge en el que muchos se empeñaban en meterlos. Por sus giros inesperados, por sus arreglos, por la inclusión de pianos sin pudor alguno y por ese amor incipiente pero más que evidente por la música negra, este quinto disco de los de Cincinnati se sale de la norma imperante y confirma a sus autores como uno de los grupos más interesantes y multifacetados del rock alternativo noventero.
 

Desvaneciéndose

Después de este vendría el reventón soul, pero eso no significa que debamos pasarlo por alto. Puede que "Black Love" sea un ejercicio de expiación más necesario para su torturado líder que para el resto de la humanidad, pero la forma en la que Greg Dulli se desangra en "Bulletproof" o "Faded" y la honestidad que demuestra en declaraciones tan venenosas como "Blame, Etc.", "Night by Candlelight" o "Honky's Ladder", hacen que toda esa apariencia de tibieza respecto a su obra maestra anterior se desmorone para mostrar la misma truculencia y la misma carnicería. Rock más templado, puede ser, pero no más domesticado. Ni por asomo.

★★★★☆

 

Ya se empieza a vislumbrar con cierta claridad. El nexo de unión de estos ínclitos con la música negra, ya sea vía northern soul o vía Nueva Orleans. Todo está en ciertos arreglos, en ciertas cadencias, en la actitud y en la estética, empezando por videoclips como el de Honky's Ladder, auténtico levantamuertos y homenaje nada velado a la ciudad del vudú. Porque eso es lo que es este amor negro, una pócima de amor directa de los pantanos de Luisiana. O al menos eso es lo que pretende.

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