viernes, 1 de enero de 2021

Nacido para amarte

1965 (The Afghan Whigs, 1998) 


SOUL LLAMEANTE. Según el acuerdo mayoritario, esta es una de las obras maestras de Afghan Whigs. Junto a "Gentlemen" (1993) se reparte el honor de disco legendario del grupo. No me cabe duda de que la inmersión profunda en el soul que supuso, cosa que ya venían anunciando más o menos veladamente, fue definitiva para esta apreciación. Y no me encuentro en posición de negarle tal estatus, por mucho que tampoco vea tanta mejoría con respecto a ese retorcido y vil "Black Love" (1996), que le precede.

Las virtudes del álbum están más que a la vista y todas se resumen en su magnífica pegada y en su apertura desprejuiciada, auténtico suicidio para los que los seguían viendo como arcángeles del grunge, pero que les dio carta blanca para recrearse con los pianos y soplar sin recato unos vientos totalmente inéditos en el rock alternativo. Al menos cuando todo esto se usa para recrear el espíritu de Marvin Gaye o Nina Simone, por mucho que lo sigan haciendo desde la perspectiva del rock más irreverente.
 

Vino y Marvin Gaye. ¿Algo puede salir mal?

Todo este homenaje a la música negra se desgaja en mil momentos de un disco que rinde pleitesía a Nueva Orleans, donde fue grabado, con su mojo y el uso del francés en algún título y algún verso perdido, que se beneficia de unos coros femeninos de una personalidad arrebatadora y que celebra el amor y la cama en lugar de despreciarlos y usarlos como campo de batalla, cosa de la que abusaron en sus dos referencias anteriores. Un disco más positivo y eufórico, por tanto, cosa que se agradece y que le granjea su lugar de honor como el bicho raro dentro de una discografía más que recomendable.

★★★★☆

 

Me gusta comparar este disco con el "Let's Get It On" (1973) de Marvin Gaye. Su incitación sexual me lo pone a huevo. El uso de ese título en uno de los versos que suelta Dulli en ahora mismo no sé qué canción, también. Gaye tuvo dos obras maestras que a día de hoy se siguen disputando el número uno de su canon. El otro sería el maravilloso "What's Going On" (1971), el cual habla de cuestiones más humanísticas y sociales en tiempos de tormenta como esos primeros sesenta. 
 
¿El prójimo o la media naranja? Puede ser difícil decidir. Yo con Marvin tengo claro mi favorito y con los Whigs también, aunque no sea lo mismo. Porque por mucho que este disco sea el "Let's Get It On" de los de Ohio, no puedo afirmar que su otra obra maestra, "Gentlemen" (1973), tenga absolutamente nada que ver con "What's Going On" (1971). Por mucho que a ellos les encantara la comparación.

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