With the Beatles (The Beatles, 1963)
POP. El segundo disco de The Beatles viene marcado por la profesionalidad que le faltó al primero. Es un disco más pensado y mejor grabado, en las antípodas de esa sesión maratoniana de un solo día que dio a luz a su estreno. También se aprecia en la carátula con una fotografía de Robert Freeman, fotógrafo de moda que dio en el clavo con las intenciones de una banda que aquí empezó a involucrarse de verdad en el aspecto gráfico de sus trabajos.
Todo esto redundó en una obra más profesional y precisa que tampoco consigue superar a su debut. Esa es mi opinión, creo que no demasiado compartida por los fans. Es difícil muchas veces jerarquizar entre los primeros discos de los de Liverpool, tanta es la joya y tanta la calidad que se acumula en ellos, pero siendo este la continuación de ese primer aldabonazo, no puedo evitar compararlos y aunque no puedo negar que siguen manteniendo el nivel aquí, la urgencia y la intensidad que rodeó a la grabación de "Please Please Me" solo unos pocos meses antes hacen que me llegue un pelín más.
Aquí, entre joyas inmarchitables del calibre de "It Won't Be Long", "All My Loving", "Don't Bother Me" o "Till There Was You" se cuela algún momento en el que suenan un pelín más envarados de la cuenta. Eso y que la selección de temas (las versiones mayormente) me gusten un poco menos, acaban decantando la balanza. Lo que no quita que estemos ante otro clásico inolvidable de los de Liverpool. Un contenedor de energía rock y del pop más imaginativo del momento. Un disco que hay que conocer sí o sí.
★★★☆☆
En este espacio extra no puedo dejar de hablar de la icónica portada del segundo de los Beatles. Una instantánea mil veces imitada y que marcó un antes y un después en cuanto a la imagen que los artistas de rock querían y debían transmitir. Serios, nada de sonrisas, en riguroso blanco y negro y envueltos en sombras, esta imagen se convirtió en paradigma desde el primer momento.
Y no se puede decir que esto viniera de la nada. En relación directa encuentro esa intensa relación que tuvieron con Astrid Kirchherr en su etapa alemana. La fotógrafa capturó al grupo también en blanco y negro en algunas de las instantáneas más impresionantes y reveladoras de toda su carrera. Según todas las hagiografías de nuestros santos rockeros favoritos, la relación de la fotógrafa con la banda fue algo más que simplemente profesional. Sobre todo con un Stuart Sutcliffe que fallecería trágicamente en Hamburgo momentos antes de que fueran lanzados al estrellato.
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