LC (The Durutti Column, 1981)
GUITARRA FORESTAL MÍNIMA. Vini Reilly es una luminaria, un genio mal ponderado, uno de esos gurús a los que solo unos pocos siguen, eso sí, con fe ciega. No son pocos los músicos reputados que lo llaman maestro ni los que lo encumbran como el mejor guitarrista del mundo. Si hablamos de digitación espídica o del vértigo del virtuosismo más atroz, será difícil comprenderlo. En cambio, si nos fijamos únicamente en la emoción que consigue transmitir, ahí es donde empezaremos a entender afirmaciones tan osadas.
John Frusciante es uno de los que lo idolatran como he dicho arriba. Brian Eno, por su parte, considera este disco su favorito de todos los tiempos. Como verán, no estamos hablando de un artista que se deba tomar a la ligera. Y menos aquí, en el que está ampliamente considerado como su trabajo más redondo. Porque este LC tiene algo que emociona, algo incomprensible que te hace ponértelo una y otra vez para tratar de llegar a un fondo que acaba estando demasiado abajo como para poder alcanzarlo alguna vez.
El título viene de las siglas de Lotta Continua, expresión italiana que significa algo así como lucha continua y que calificaba a un grupo de extrema izquierda fundado en el país transalpino a finales de los 60. El amigo Reilly posicionándose sin tapujos y haciendo amigos entre las mentes más reaccionarias, cosa que nunca le importó. Aquí queda claro que él se debe a su música. Una música que aquí se hace carne y agua, hielo y burbujas, entre paisajes de helio y una hermosura siempre intransferible.
Destacar algo aquí es tan difícil como describir lo que suena. Quizás, si me amenazan de muerte, hablaría de la seriedad rítmica de "Messidor"; de las dos "Sketch for Dawn", que serán bocetos, pero no lo parecen; también de esa coda al piano tan delicada que es "The Sweet Cheat Gone"; o de esa despedida para su amigo Ian Curtis, "The Missing Boy", para la que no hay palabras. Pero sin duda, el punto fuerte, fortísimo, del disco está en una "Never Known" que supura emoción como una herida mal curada y que es, no tengo dudas, una de las mejores canciones de los 80. Como mínimo.
LC podría haber sido mejor, cómo no, pero cada vez que ese pensamiento me asalta la mente, me contesto a mí mismo... ¿Cuánto? Y claro, ahí no encuentro respuesta más allá de las micras.
★★★★☆
Total: 42 min.
Lotta continua, brama el disco a través de esos balbuceos eléctricos llenos de lirismo. Balbuceos llenos de sentido en toda su volatilidad. Suspiros con la pretensión de rozar el infinito. Arte mayor desde los huesos, como un haiku, como el soplo prolongado de una vela, como esas pinturas rupestres que inspiran su portada. Cosas demasiado grandes como para ser confinadas entre cuatro palabrejas mal colocadas.
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