TECNO. Estos Hombres Rana parecen venir de Detroit, de Berlín o de Plutón, pero no... Vienen de aquí, de Madrid. Y no es que esto le dé más mérito a su propuesta, pero sí que no deja de ser algo digno de mención en una escena tradicionalmente adocenada y pacata. Una escena que ellos pusieron patas arriba, llegando a sonar con fuerza fuera de nuestras fronteras y siendo pinchados por los DJs más selectos de la escena mundial.
Todo un exitazo glamuroso que da buena cuenta de la calidad de lo que aquí suena. Una calidad que no puede pasar desapercibida para nadie, por muy neófito o poco amigo de la música de baile que uno sea. Y digo música de baile, así con todas sus letras, porque eso es lo que contienen unos surcos ideados y hechos plástico con esa meta en mente.
Se me hace imposible determinar con la precisión requerida lo que suena aquí. No sé si será EBM o electrofunk alienígena. A mí me suena a tecno del duro, más bien minimalista, de ese en el que la bola de espejos refleja una luz blanca poco dada a la estroboscopia de la psicodelia, pero no por ello menos obsesiva ni menos raquídea. Ritmos cardiacos y acuosos de una contundencia inexpugnable. Armazones bombásticos y aplastantes vestidos con sencillez y efectividad inmensas.
Ante todo tengo que admtir una cosa: cuanto más tecnológico/digital/sintético suene algo, más perdido me siento. Menos ganas me suelen dar de repetir la inmersión, más aséptico y más frío me parece. Y todos estos son adjetivos que aplicaría a este álbum, un hito, repito, para la música electrónica hecha en España, pero que en principio no era para mí. Sin embargo, tengo que decir que esta máxima no se cumple esta vez. Todo este batiburrillo mántrico y anguloso acaba siendo algo tan intrigante que no me resisto a repetir una y otra vez. Por lo de intentar comprenderlo y metérmelo en la piel. Y por mucho que no lo consiga ni a la de tres, no dejo de intentarlo. Por algo será.
★★★☆☆
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