CANCIÓN DE AUTOR. Pablo García da un paso a un lado y se refugia aún más en el terruño. Graba este disco desde su retiro espiritual en los Picos de Europa y lo hace hurgando con más decisión y curiosidad si cabe en el acervo popular asturiano. No lo parece, es cierto, ya que el disco parece un caleidoscopio de todos los estilos que ha trabajado desde Animal con parachoques (2012) hasta Futuros valores (2020), pero todas las gaites que resuenan en el disco en mil variantes arrastran en su sonido toda la verdad de la tradición.
Y a pesar de esta obsesión, como digo, el sexto disco del asturiano suena a recapitulación. Todo lo que ha hecho en estos diez años de carrera discográfica resuena de una u otra forma en canciones que vuelven a pelearse con el amor, melodías que parecen sacadas de la misma tierra o de lo popular, venga de donde venga esto. Siguiendo su costumbre de perpetuar esa función del trovador como instrumento de transmisión oral, coge incluso una antigua melodía rusa para vertebrar "Esos fueron los días". Una nueva mirada a ese admirado y denostado Este que tan buenos réditos le ha dado siempre.
Detalles como ese son los que hacen que parezca que nada cambia en el mundo de Pablo García Díaz. Todo un posicionamiento revolucionario en la era del vértigo y la psicosis, una postura más que admirable en medio de esta velocidad de la luz a la que viajamos la mayoría, lo queramos o no. Seguro que todos preferiríamos levantarnos como si tuviéramos siete años y sobre todo dejar que los malos se maten entre ellos. Pero ninguno lo hacemos. Por eso tenemos que agradecerle a Pablo und Destruktion que él se atreva. Por favor, que no deje de recordárnoslo: otro mundo debería ser posible.
★★★★☆
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