HARDCORE. Estamos ante el único LP de Hüsker Dü que puede ser considerado hardcore en el sentido canónico del término. Un trallazo que sigue la estela marcada por Black Flag o Circle Jerks. Precisamente ficharían por el sello que impulsó Greg Ginn (Black Flag) solo unos meses después, SST Records, aunque aquí se estrenaron en Reflection.
Y que sigan la estela de las bandas mencionadas no significa que carezcan de personalidad. El señor Ginn siempre se ha caracterizado por su finura y su gusto muy por encima del cerrado redil del punk sin aditivos. No solo ha añadido influencias más que variadas al hardcore de su banda, sino que ha sabido detectar el talento con un instinto indudable cuando fichaba grupos para su sello. De ahí que viera algo en estos salivazos incipientes. Algo que se materializaría en los años venideros, haciendo de Hüsker Dü una de las bandas más importantes, no solo del punk, sino de la historia del rock norteamericano.
Aquí se intuye toda esa gloria con una claridad meridiana. Lo que no significa que partan la pana desde estos primeros instantes. Se ve que estos chicos tienen rabia para dar y regalar, pero también se huele un gusto por la melodía que se les escapa en algún arreglillo por allí, algún gorgorito que no esperamos o en una versión de Donovan ("Sunshine Superman") que, por muy irrespetuosa que sea, deja entrever su amor por la música con mayúsculas. A esto le uniremos algún conato noise que va más allá del simple racarraca punkarra y alguna ralentización del tempo que era algo prohibidísimo para la parroquia más dura de la secta.
Por eso será que este disco, con toda su dureza y toda su violencia gratuita, acaba convenciendo y se destapa como una grata sorpresa para el que esperaba bien poco de unos comienzos tan bárbaros. Me incluyo en ese grupo y por supuesto ruego acepten mis más sinceras disculpas.
★★★☆☆
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