Joy As an Act of Resistance (IDLES, 2018)
POST-PUNK. La penúltima sensación en una escena rock en clara decadencia viene de Bristol y se nutre de componentes de ascendencia tanto británica como irlandesa. El combo no se estrena aquí, se formaron en 2009 y llevan sacando EPs y singles desde 2011, pero sí es cierto que hasta el reventón con ese Brutalism (2017) parecían condenados a ser una anécdota a pie de página y no la banda del momento si te interesa lo más anguloso y aplastante del rock.
Este es su segundo LP y no solo confirma lo apuntado en su estreno, sino que lo amplifica y lo eleva al estatus de lo legendario. Lo comprometido del álbum es casi lo de menos. Su militancia y su compromiso con la acción directa desde las bases es algo casi anecdótico. Que al final es lo que lo hacen atemporal y, como alguien se ha atrevido a describirlo por ahí, casi generacional, no me malinterpreten. Pero lo que empieza enganchando de Joy As an Act of Resistance es lo que suena, cómo muerden sus guitarras y como desgarra músculos y machaca huesos el vocalista, un Joe Talbot que vive las canciones como pocos y las escupe como nadie.
Encaramada a casi todas las listas de lo mejor del año, esta obra no tiene desperdicio. Es divertida, eufórica, sesuda y llama a las armas desde el gozo como ninguna. Todo envuelto de una positividad más que contagiosa, lo que hace que su rabia, lejos de quedar enmascarada, reviente en mil colores y nos convenza de que quizás estemos equivocados y, por una vez, otro camino sea posible.
★★★★☆
El establishment LGTBI va por otro lado, pero este disco debería ser obra de cabecera del movimiento. Que a lo mejor lo es, pero me da a mí que no es tan masivo como para llamar la atención de tanta gente. No es solo que Joe Talbot se haya declarado abiertamente bisexual, sino que en sus canciones clama contra todo tipo de opresión y discriminación.
Frases como "the mask of masculinity, a mask that's wearing me" o "I kissed a boy and I liked it" no deberían ser una anomalía saliendo de la garganta de un hombre, pero por desgracia a día de hoy lo siguen siendo.
Parece claro a poco que se preste atención a las palabras que resuenan aquí. IDLES en general, Joe Talbot en particular, están en contra de todo tipo de opresión, claman en favor de la organización desde las bases y atacan sin piedad a la masculinidad tóxica, el machismo y la homofobia que siguen campando a sus anchas en nuestra sociedad. Solo por eso ya merecerían toda nuestra atención, pero es que encima se han marcado un discazo del que se va a hablar durante mucho tiempo. Chapó.
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