lunes, 25 de julio de 2022

Bajo el soul que más calienta

3 + 3 (The Isley Brothers, 1973)

FUNK SOULEADO. La portada no engaña. Aquí hay lujo, oropel y polvo de estrellas. Todo al servicio de un soul cósmico que se vale del funk y del jazz para provocar un impacto demoledor en el oyente. Demasiado demoledor a veces.

Los Isley estrenaban discográfica y lo hacían a lo grande, pasando del formato trío, con el que llevaban la tira de tiempo, al de sexteto. De ahí el título del álbum. Un cambio que no tuvo nada de testimonial y con el que consiguieron engordar un sonido que se alejaba completamente de ese pacato soul sentimentaloide para entregarse sin condiciones al poder del funk fusión que parecían dominar desde el segundo cero.

También al arte de la balada, palo que bordan con maestría, aunque lo que aquí me motiva más claramente sean las piruetas imposibles de Ernie Isley a la Fender. Un desboque eléctrico que no me esperaba para nada y que, aunque espaciado, eleva el álbum a las alturas en temas como "That Lady" o "Summer Breeze". Un detalle que hace que pasemos de un disco normalito a uno de notable alto. No, no me acuchilla como lo haría el clásico que dicen que es. Que lo será, pero no para mí. Snif...

★★★

A1 That Lady 5:35
A2 Don't Let Me Be Lonely Tonight 4:00
A3 If You Were There 3:22
A4 You Walk Your Way 3:08
A5 Listen to the Music 4:07
B1 What It Comes Down To 3:54
B2 Sunshine (Go Away Today) 4:23
B3 Summer Breeze 6:12
B4 The Highways of My Life 4:17
Total: 38:58

El trío clásico, formado por los hermanos O'Kelly, Rudolph y Ronald Isley, pasó en este álbum a sexteto con la adición de sus hermanos pequeños, Ernie y Marvin, más su cuñado Chris Jasper. Estos tres fueron los responsables de llevar al grupo a otro nivel, ya que mientras el trío original seguía encargándose de las voces, las nuevas incorporaciones les proporcionaban una base instrumental orgánica y sólida como el acero.

De ahí que empezaran a jactarse de que eran uno de las pocas bandas negras en las que todo lo que sonaba salía de las gargantas y los dedos de sus miembros, algo poco usual en una época más dada a arropar las voces con músicos de sesión muy profesionales pero faltos de la implicación que da el sentido de pertenencia a un grupo. No hablemos ya de los directos.

Todo un salto adelante que se apreció de manera definitiva en el sonido del grupo. Ni siquiera hace falta escucharlos para ver las diferencias. Es suficiente con observar una fotografía del trío en los 60 (a la derecha) y compararla con la portada de este 3+ 3. Creo que sobran las palabras.

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