Destiny (The Jacksons, 1978)
DISCO/R&B. No sé si lo que había pasado desde que estos chicos dejaron de hacerse llamar Jackson 5 para ser conocidos como The Jacksons puede llamarse proceso de maduración, pero parece claro que lo que suena en este decimotercer álbum no es lo mismo que bullía en esa ya lejanísima "ABC" (1970) con la que rompieron los moldes de lo que se entendía por soul pop.
Hay cosas que se conservan, cosas que se agudizan, y no todo en ese proceso es una buena noticia. El giro brutal hacia la música disco que imponía su ley en la época es lógico, coherente e inevitable. Lo hacen con clase y con una solvencia que da fe de lo artistazos que eran. Otra cosa es la forma en la que se revuelcan en las baladas, con un engolamiento y un pasteleo bastante más difícil de creerse.
Fijémonos, por tanto, en esos revientapistas llenos de meandros e hipnosis. "Blame It on the Boogie", "Things I Do for You", "All Night Dancing" o los ocho minutazos de "Shake Your Body (Down to the Ground)" son la base de una nueva revolución, la que prologaba la carrera en solitario de un Michael que desde el principio dejaba claro que estaba a años luz de sus hermanos. Aquí más que nunca, con un trabajo vocal superlativo en el que ya aparecen los tics y manierismos que iba a explotar hasta hacerlos arte en su inminente carrera en solitario.
Mucho de esto lo íbamos a encontrar, por tanto, meses después en ese Off the Wall (1979) que daba el pistoletazo de salida a la obra de madurez de Michael Jackson. Solo por eso este disco merece una probadita. Que ya os aviso de que lo más normal es que no os encandile como obra integral y de una pieza. Sin embargo, aquí hay más de un bombazo de esos que os van a levantar de la silla, cosa que hay que valorar siempre.
★★★☆☆
Este álbum marca el final de la dedicación a la banda a tiempo completo por parte de Michael. Si bien ya había hecho cositas en solitario, incluso en forma de LP, su álbum de 1979, Off the Wall, marcaría el inicio de su libertad propiamente dicho, tanto por todo lo que se involucró en el mismo como por su tremendo éxito de crítica y ventas.
Todavía seguiría compaginando deberes con sus hermanos y en solitario durante un álbum más, Triumph (1980), y una gira subsiguiente que inmortalizaron en el doble en directo The Jacksons Live! (1981). Ahí terminarían las obligaciones del pequeño del grupo. Las estrellas lo llamaban y no podía hacer caso omiso.
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