The Hangman's Beautiful Daughter (The Incredible String Band, 1968)
FOLK MÁGICO. The Incredible String Band eran escoceses, raíces que se hunden en su música hasta alcanzar unas profundidades desconcertantes. No solo por el fraseo, a veces exageradamente norteño con el que nos cantan. También por todo el frío, toda la lluvia y toda la magia oculta en los bosques profundos y misteriosos de Caledonia.
Así consiguen sonar a lo largo de toda su discografía, pero un poco más en su obra maestra, su pináculo, este tercer álbum en el que alcanzaron el súmum en cuanto a experimentación a todos los niveles. En lo grandioso de sus composiciones, en el empleo de una multitud de instrumentos exóticos de difícil enumeración y en su trabajo de estudio, con uso y abuso del multipistas y los doblajes para dar con este sonido entre lo forestal y el multicromatismo más caleidoscópico que permitía una era hippy que estaba en todo su apogeo.
De todas formas la String Band nunca se alineó con el hippismo más canónico, ese de paz y amor. Lo suyo tenía una profundidad que creo que ha sido la responsable de su perdurabilidad y de su influencia tan tremenda, de Led Zeppelin a todo el folk psicodélico británico, y de Current 93 a Devendra Banhart, pasando por Joanna Newsom, si hablamos de gente más contemporánea nuestra. Los intereses de la banda, aquí representados en toda su plenitud, estaban más en lo onírico y lo esotérico. También en una mitología que eran capaces de tergiversar, como en esa "The Minotaur's Song", donde se ponen en la piel del famoso Minotauro del laberinto construído por Dédalo.
Si juntamos todas esas ideas y toda la locura melódica que salía de sus mentes, no puede extrañarnos que el disco suene como lo hace. Con ese puntito irritante de medievalismo que lo hace a la vez añejo y eternamente joven. Con todos esos detalles, como el agua que gotea y se derrama en "The Water Song", y esos cantos elásticos que llegan a transportarnos a Oriente Próximo en "Three Is a Green Crown". Carne de religión, señoras y señores. Observen con atención cómo se despliegan los tres primeros temas, por ejemplo, o esa "A Very Cellular Song", que es el núcleo duro de una obra que no tiene nada de fácil ni de inmediata, pero ante la que una vez más hay que rendirse y señalar que precisamente estas son las que más nos van a acabar llenando. Las que más nos van a durar en la memoria y en nuestra discoteca particular.
Ante la duda no hay más que coger el álbum y mirar esa portada, un auténtico icono de los 60, para que toda su riqueza inaprensible nos invada incluso antes de ponerlo a girar. Y eso no pueden provocarlo muchos discos por ahí.
★★★★☆
La música del combo en general, y en este álbum en particular, siempre evocará las leyendas y la magia de su Escocia natal. Toda una mitología alrededor de la naturaleza que se remonta a tiempo inmemorial. Piedras milenarias, ríos, acantilados y bosques que contienen lo más oculto y lo más auténtico de lo que significa haber nacido en esas tierras.
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