(A la luz o a la sombra) Todo está permitido (Ilegales, 1990)
ROCK. Entre los toques folk y la bajada de revoluciones el veredicto es más que claro ante el quinto de Ilegales. La parroquia lo ha sentenciado como uno de los momentos más bajos del grupo, primera impresión que no me sorprende en absoluto. Por mucho que siga el vitriolo, por mucho que sigan raspando las historias cruentas que nos suelta Jorge Ilegal, la frescura insolente de sus inicios está aquí mucho más diluida.
Aun así, todo esto habría que matizarlo un poco. Abandonado el formato trío con el álbum anterior, aquí inciden en las nuevas posibilidades que dan los cinco miembros, cosa que también les hace relajarse y perder esa potencia en la mordedura que los hacía únicos. Esto se aprecia sobre todo en una cara B en la que se lanzan a tumba abierta en pos del pop y el sinfonismo, cosas ambas que estaban vetadas para la banda hasta hacía bien poco.
Sin embargo, con todo, el álbum no es un desperdicio. Ni mucho menos. Sigue habiendo humor chunguísimo, dardos ponzoñosos, se sigue cuidando el sonido y las interpretaciones... En fin, esto sigue sonando a Ilegales por cada uno de sus poros. A unos Ilegales que buscan su camino en medio de la selva. Puede que echemos de menos la delincuencia de antaño, pero no se puede decir que el disco no genere sus expectativas. Y eso lo acaba haciendo más que interesante.
★★★☆☆
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