★★★½☆
Oviedo, Asturias
Ilegales siempre ha sido el juguete, el capricho y el vehículo expresivo de Jorge Martínez, genio y figura de la escena gijonesa desde finales de los 70 hasta nuestros días. Una banda por la que ha pasado mucha gente, dejando su huella, es cierto, pero que siempre ha sido dirigida con mano de hierro por su vocalista, guitarrista y compositor.
Ilegales se forman en 1980 a partir de las cenizas de Madson con la idea de hacer un rock enraizado en el rhythm & blues y con fuertes conexiones con el mundo mod, que era la tendencia que seguía su líder desde hacía años. Una música entrelazada fuertemente con las correrías, muchas veces poco saludables, de sus miembros. Eso implicaba que lo que les salía era una música plagada de tensión y violencia, fruto de sus numerosas peleas, hurtos y la ingesta descontrolada de drogas y alcohol, que era parte inextricable de todo eso en unos años 80 que mostraban su especial dureza en el frío norte donde se formó el grupo.
La carrera del grupo se podría calificar de irregular, obteniendo su pico de popularidad a mediados o finales de los 80 para hundirse poco a poco con la entrada de los 90. Con los 2000 bien pasados, Jorge Ilegal decidió reactivar el grupo, cosa que era más que inevitable ante la furiosa petición popular. Eso les ha llevado a facturar unos cuantos discos que, más allá de su calidad, les han valido para volver a girar y dejar claro que su vigencia está a prueba de modas y tendencias. Porque lo de Ilegales siempre ha sido tan crudo y tan seco que solo podía colocarse del lado de la verdad. Un sitio estrecho y baldío donde cada vez hay menos gente.
UN DISCO
Ilegales (1983)
Su debut todavía escuece. Costó sacarlo. Convencer a las discográficas de que esto iba a ser lo más entre la muchachada no fue tarea fácil, pero siempre hay valientes y el disco vio la luz dando pistoletazo de salida a una de las carreras más exitosas (sí, también en lo económico) de la historia del rock en castellano.
En su interior nos encontramos a una banda más que rodada. Canciones acabadísimas hasta el último detalle, las cuales nos muestran a un grupo con una actitud punk irreductible debajo de una pericia instrumental que los lanzaba a otro nivel. No es de extrañar que cualquier rival entrara en pánico ante la idea de compartir escenario con estos tres, por mucho que el humor que manejan, a veces, devenga en tontería. Discazo indestructible en cualquier caso.
EN DIEZ CANCIONES: Canciones desde las tripas
1. "Europa ha muerto" (1982)
Visionario siempre, Jorge Ilegal pocas veces ha dado en el clavo como en esta canción que suena a premonición y que vibra con su extraña melodía mientras surca los océanos de la eternidad.
2. "Princesa equivocada" (1982)
Cadencias reggae, influencia clarísima de The Police para redondear este clásico prematuro con el que demuestran una apertura de miras poco común para un grupo que se estaba enfrentando a su primera grabación. El gran público podría disfrutarla gracias a ese Directo que publicaran en 1986.3. "Tiempos nuevos, tiempos salvajes" (1983)
El clásico por antonomasia de la banda. Guitarras limpias en arpegios inimitables y un bajo que marca hacia dónde hay que ir. Rock pendenciero y sutil a la vez. No creo que haya nada que defina mejor lo que ha sido la música de Ilegales.
4. "Yo soy quien espía los juegos de los niños" (1983)
Jorge en su alianza perenne con la perversión. Una canción de esas que atrae y asusta, de las que te deja desazón para todo el día, pero a la vez también con ganas de más.
5. "La casa del misterio" (1983)
Mi favorita. Oscuridad reluciente, arpegios preñados de eco para invocar fantasmas del pasado entre los muros de un viejo caserón. Así debería ser la música siempre.
6. "Agotados de esperar el fin" (1984)
Una melodía dulce y clara para variar. Tan diferente, tan currada, tan sugerente... Definitivamente, el mundo interior de Jorge Martínez es tan ignoto que no nos podemos ni imaginar lo que alberga. Creemos conocerlo como el macarra definitivo, el esquizofrénico de manual, el chuleta de bar al que no hay ni que mirar. Pero que va... Hay mucho más debajo. Muchísimo más.
7. "Soy un macarra" (1984)
La canción más arquetípica de Ilegales es un tema que iban a desechar hasta que se vieron obligados a darle un par de vueltas para grabarlo en su segundo disco. La falta de material les hizo darse de bruces con uno de sus éxitos más sonados. La pasta empezó a entrar con ella y no se puede decir que les desagradara.
8. "El norte está lleno de frío" (1985)
La denuncia social siempre ha sido otra piedra de toque para Jorge. Y pocas veces ha sonado más convincente ni más brutal que en esta canción que se desangra en un riff anegado por la distorsión más crepitante y salvaje. Así, desde luego, te crees todo lo que te cuenten.
9. "Enamorados de Varsovia" (1985)
Retomando la ambientación de "La casa del misterio" vuelven a fabricar una preciosidad inalcanzable a partir de unos ecos en la guitarra que nos llevan directos al frío del Este con una mezcla de romanticismo y nostalgia que la convierten en una de las mejores canciones de Ilegales (y de los 80 casi).
10. "Regreso al sexo químicamente puro" (1991)
La joyita de su (pen)última época. Una canción que combina lo cínico, lo crudo y lo paranoico con una dulzura que contrasta y hace que todo funcione como siempre, pero especialmente bien.
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