Pure / Lash / The Jesus Lizard (The Jesus Lizard, 1989/1993/1998) [EP]
POST-HARDCORE. Los tres EPs clásicos de Jesus Lizard fueron esparciéndose a lo largo de toda su carrera, empezando por Pure (1989), su primera referencia. Transiciones entre discos importantes, una manera de ir soltando lastre... El cortometraje en la música, cuando el grupo es bueno de verdad, suele dar satisfacciones. Y, con sus matices, eso es lo que ocurre aquí.
En su debut discográfico los Jesus Lizard suenan más inhumanos e industriales que nunca, cosa que se puede deber al hecho de ser la única grabación en la que no utilizan batería, sino una caja de ritmos. Como en sus tiempos en Big Black, Steve Albini orquesta y produce esta pequeña barbaridad con la que los tejanos se afincaron definitivamente en Chicago para tratar de conquistar un mundo que, como siempre, no iba a estar por la labor.
En este escaso cuarto de hora lo que se aprecia es que hay un grupo con muchas ganas de comérselo todo, con ideas y con el arrojo necesario. También que todavía tienen que pulir bastantes cosas para alcanzar el nivel de esos Big Black, Killing Joke, Hüsker Dü o Swans en los que parecen inspirarse, aunque con las cantidades de veneno que sueltan, no parece que vaya a pasar mucho tiempo hasta que lo consigan.Y así fue. Ya con su primer disco largo y la pegada de Mac McNeilly en los tambores se empezó a ver el auténtico potencial de la banda. Después de tres LPs estaban a un nivel inalcanzable. Y en ese momento es cuando publicaron Lash (1993), en el ínterim entre dos álbumes.
Se trataba de dos canciones nuevas completadas con cuatro temas bien conocidos en directo. Todo inyectado con la dosis de potencia de rigor, pero si tenemos en cuenta que a esto le iba a seguir Show (1994), todo un álbum en vivo, no acabo de ver la pertinencia de un EP que se disfruta sin mayores problemas, eso también.
Por último, en 1998, la banda saca un EP que funcionaba como adelanto de su nuevo LP, Blue (1998). Entre sus cinco temas incluía dos que iban a aparecer en el álbum mencionado. Esto, unido a un tono decididamente experimental auspiciado por productores de relumbrón como Andy Gill, Jim O'Rourke o John Cale, es lo que más llama la atención de un EP que también cuenta con el "privilegio" de no tener título en una discografía en la que todas las referencias han utilizado una palabra de cuatro letras para bautizarse.
Llama la atención y supone un lastre a la vez. El hecho de que solo tres temas aquí lleven sello de exclusividad y una apertura estilística que está en las antípodas del espíritu de la banda son cosas que en principio no llaman al seguidor de toda la vida. Sí al melómano más abierto de miras, que sin duda verá con buenos ojos esta salida de la zona de confort y este arrojarse a los brazos de auténticas luminarias del rock alternativo. Al final, después de paladear lo que han hecho aquí los de Chicago, podemos decir que satisfacen a ambos grupos. Dicho de otra forma, no satisfacen a nadie. Misión cumplida.
Total: 14 min.
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