Acme (The Jon Spencer Blues Explosion, 1998)
BLUES EXPLOSION! El intento del trío de hundir sus manazas en las raíces es bastante evidente en Acme (1998). No solo encontramos aquí los licks habituales de blues, funk o soul. Los neoyorquinos también hacen su incursión en el country para redondear su gran novela americana. También se restriegan sin pudor con una comercialidad con la que tratan de ampliar su audiencia. Esto lo hacen a través de una dulcificación de su sonido que no puede pasar desapercibida y también con colaboraciones de lujo tanto en la producción (Steve Albini, Alec Empire, Calvin Johnson...) como en sus videoclips (Winona Ryder, Giovanni Ribisi...).
¿Redunda todo esto en un gran álbum? Por supuesto que no. Cualquiera que esté medio interesado en los devaneos del guitarrista de New Hampshire supondrá que todo lo que signifique diluir el veneno de su sonido, disminuir la fuerza de su mordedura o castrar sus ansias de poseerte de todas las formas posibles va a acabar en un fracaso absoluto. Sin exagerar ni mandar nada a la mierda a las primeras de cambio, hay que decir que bastante de esa teoría se cumple en el sexto álbum de la JSBX.
Y eso que con esas incursiones en el rock sureño y en los sonidos más redneck la banda en general, y Jon Spencer en particular, demuestran que su sapiencia musical va más allá de la mera anécdota. Que saben hilvanar riffs y estilos con la facilidad de costureros experimentados. Que saben a qué suena su país y saben cómo relanzar ese sonido al siglo XXI. Pero también hay malas noticias. El exceso de dispersión no deja que empaste una obra coherente y fluida. Y el sabor a pastiche domina las papilas gustativas hasta eliminar cualquier otro matiz. Demasiado mash-up, demasiado intento de meter hip hop o scratching... Demasiada heterogeneidad en busca de una personalidad que Jon Spencer nunca se había preocupado en demostrar. Simplemente le salía sin querer.
Con todo su flow y su cadencia entre sexy y perezosa, plastiquete en un porcentaje demasiado alto como para ser pasado por alto.
★★☆☆☆
No solo por el título, pero con este álbum hay que mencionar esos dibujos animados que en España se llamaron El Coyote y el Correcaminos creados en 1949 por Chuck Jones. ACME era la marca de los artilugios imposibles con los que el desdichado Coyote trataba de dar caza al vivaz y pizpireto Correcaminios.
Resulta sintomático y jocoso que Jon Spencer haya bautizado su disco con un nombre que va unido al fracaso irremisiblemente. No sé qué pretendía, pero como tenía que pasar, no le salió bien.
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