God's Country (Chat Pile, 2022)
METAL/HARDCORE. ¿Quién dice que el metal no puede estar pegado a la realidad? ¿Quién dice que solo puede tratar de monstruos, mitología, duendes y la fantasía más adolescente? Chat Pile están aquí para desmentir casi todo lo que tenías en mente cuando pensabas en lo que podía hacer un grupo jevi.
Ya apuntaban maneras con los tres EPs que prologaron a este estreno en largo, pero lo que han materializado aquí supera todas las expectativas. Una banda sólida y con una mordiente que solo puede dar el no hacerle ascos ni a lo industrial ni al hardcore más arrebatado. Una banda apegada a la realidad como solo un cantautor folkie parecía capaz, pero sin la tontería que suele envolver a estos últimos. Una banda brutal que habla de brutalidad entre tormentas sónicas que emulan a la perfección el paisaje posapocalíptico que nos pintan unas letras descarnadas y concienciadas.
Lo que suena aquí es pura poesía despojada de lo accesorio y lo florido. Una poesía sincera y afilada como la mejor cuchilla de carnicero. Una poesía que nace con un propósito: hacer pensar mientras denuncia los rincones más oscuros del sueño americano. Si es que todavía hay alguien que crea en él. Chat Pile se preguntan por qué. Por qué vivimos en un matadero, por qué hay gente que tiene que vivir en la calle, por qué necesitamos masacrarnos, por qué vivimos como esclavos... Lanzan todas sus interrogantes al aire malsano que nos mantiene con vida a duras penas. Y en la ausencia de respuestas o en la desgana de buscarlas es donde conocemos el auténtico pavor.
★★★★☆
El título de este álbum juega con uno de los sobrenombres de esos EE.UU. a los que despedazan sin piedad. A todos nos viene a la mente ese sistema sanitario vendido al mejor postor. Un sistema cruel y despiadado que muchos dirigentes pretenden importar.
Parece que Chat Pile tienen un concepto de su tierra bastante diferente del de gente como U2, sin ir más lejos, los cuales también hablaban de la misma como el País de Dios o la Tierra del Corazón. Una ñoñez que no sé si alguien se creyó alguna vez (quizás yo mismo), pero que a día de hoy no se sostiene en absoluto.
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