jueves, 28 de septiembre de 2023

El almuerzo desnudo

Naked City (John Zorn, 1990)

 

JAZZCORE. Usando ese rompedor y abrasivo Spy vs. Spy (1989) como plantilla, John Zorn se alía con tres músicos de relumbrón de la Gran Manzana para pergeñar el que iba a ser uno de sus momentos cumbre. Bill Frisell (guitarra), Wayne Horvitz (teclados), Fred Frith (bajo) y Joey Baron (batería) acompañarían al saxo alto del líder e ideólogo del proyecto para convertirse en banda por derecho propio, pasando a ser conocidos por el título del álbum en la subsiguiente gira y grabaciones.

Un título que se ganaron a base de tocar como dios (o el demonio) unas partituras que son puro salvajismo, pero que no renuncian al detalle, al matiz ni a erizar el vello de nuestra nuca. Unas partituras que parecen unidas por el más glorioso azar y en las que se entremezclan, como barajadas por algún duende malicioso, piezas de Zorn con bandas sonoras de películas en una sucesión de géneros tan variopinta y ecléctica como salvaje.

Un nuevo paseo por el borde, por tanto, una nueva exploración de los límites por parte de un creador inquieto y avispado como ninguno. Zorn ya lo decía por aquel entonces: si mi música es tan virulenta y escueta, tan milimétrica y reconcentrada, es porque es lo que la gente pide escuchar. Esto no son palabras textuales, ni mucho menos, pero la idea que quiero expresar es que todo el presunto caos, y el paso de un estilo a otro sin pausa ni para el resuello, no atiende más que al signo de los tiempos que le han tocado vivir al neoyorquino. Que por suerte para nosotros, también nos pertenecen.

Eso es lo que cree a pies juntillas y eso es lo que nos suelta aquí sin filtro ni dosificador. Un auténtico festín que, si se diferencia en algo del álbum anterior con el que homenajeaba a Ornette Coleman, es en que hay algún momento que otro en el que echa el freno y nos obliga a mirar el paisaje que nos rodea. Momentos tan hermosos que parecen increíbles al lado de tanto derrape y tanto grito dislocado. 

Naked City es el trabajo de un genio sin paliativos. Uno de esos que no va a grabar nunca nada ni siquiera regular, y que por suerte para nosotros necesita registrar cada uno de sus movimientos. La tarea de ahondar en el reguero de pólvora que Zorn va dejando en forma de discos es gloriosa y lastimosamente interminable. Empiecen por aquí.

★★★★☆

1 Batman 2:03
2 The Sicilian Clan 3:33
3 You Will Be Shot 1:31
4 Latin Quarter 4:11
5 A Shot in the Dark 3:13
6 Reanimator 1:43
7 Snagglepuss 2:20
8 I Want to Live 2:12
9 Lonely Woman 2:45
10 Igneous Ejaculation 0:23
11 Blood Duster 0:16
12 Hammerhead 0:11
13 Demon Sanctuary 0:41
14 Obeah Man 0:20
15 Ujaku 0:30
16 Fuck the Facts 0:14
17 Speedball 0:43
18 Chinatown 4:28
19 Punk China Doll 3:05
20 N.Y. Flat Top Box 0:45
21 Saigon Pickup 4:50
22 The James Bond Theme 3:06
23 Den of Sins 1:14
24 Contempt 2:53
25 Graveyard Shift 3:32
26 Inside Straight 4:17

Total: 54:59

Lo normal es que te impacte la portada. Esta y todas las que han adornado las diferentes referencias del combo. No puede ser de otra forma ante tal panoplia de asesinatos, mutilaciones y retratos del reverso negativo del alma humana.

Este concretamente cuenta para su portada con la foto Corpse and Revolver, tomada por Weegee en 1942. Se trata de un fotógrafo, cuyo nombre real era Arthur Fellig, que trabajaba como fotoperiodista y se dedicaba a seguir a los servicios de emergencias para documentar, en un serio y crudo blanco y negro, escenas de toda índole, ya fueran accidentes o asesinatos. 

Una pieza de art brut que como todo su arte puede verse en los museos y que retrata a la perfección la música misteriosa, callejera y a veces brutal de estos cinco musicazos.  

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