La génération perdue (Johnny Hallyday, 1966)
YÉ-YÉ. Cuanto más ahondo, más me doy cuenta de lo infravalorada que está la figura de Johnny Hallyday. Su influencia en Francia es gigantesca, hasta el punto de que su funeral se convirtió en una cuestión de estado. Pero el error radica en encerrar su influencia entre las fronteras del Hexágono y no ampliarlas a la Europa continental. La influencia y retroalimentación entre el artista francés y figuras locales, como Adriano Celentano en Italia o Miguel Ríos en España, es un motivo más que suficiente para colocar al francés en el pedestal que merece.
Y todo esto se hizo realidad, en gran medida, gracias a este disco, auténtico punto y aparte para el galo. No solo encontró una voz propia que, si ya era irrebatible en los comienzos de su carrera, aquí dinamitaba para siempre todas las comparaciones con Elvis y demás figuras del rock & roll norteamericano de los cincuenta. sino que también nos mostró la potencia del Hallyday compositor con un buen puñado de temas de su puño y letra que evidenciaban que estábamos ante un artista de genio y solidez por encima de una frivolidad que trataba de alejar de su imagen a toda costa.
Así, a los influjos del rock primigenio, el doo wop y el twist, cosas que se diluyen hasta casi desaparecer, le suceden toques de folk y psicodelia, soul y hasta chanson en el sentido más estricto. Será por eso que el galo consigue sonar más a terruño que nunca a pesar de que las versiones importadas del otro lado del charco sigan imponiendo su ley. A base de personalidad a paletadas el parisino pone una piedra básica sobre la que construir ese pop yé-yé que haría tanta pupita en media Europa.
Con el tiempo, y mirando más allá de la importancia de este plástico para la carrera de Hallyday, también habría que matizar su calidad como compositor, la cual creo que queda bastante por debajo de sus dotes interpretativas y de su impresionante rango vocal. Será por eso que, aunque reconozco que estamos ante uno de los puntos más fuertes de su discografía, tampoco me voy a derretir con esto. Disfrutarlo de vez en cuando, sí, eso es impepinable.
★★★☆☆
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