Flagrant délit (Johnny Hallyday, 1971)
ROCK 'N SOUL. Tras esa horrible portada, que no sé si alguien sabrá qué significa o qué pretende, se esconde el que puede ser el mejor álbum de Johnny Hallyday. Una afirmación osada, pero no tanto, después de someterse a treinta y cinco minutos de rock, soul y góspel de alta graduación emocional, comparable a lo mejor que pudieras buscar en cualquier producto de las islas o los States.
En una grabación que hace justicia al hecho de haber sido parida el mismo año del Sticky Fingers de los Stones, Hallyday tira de repertorio propio ("Oh! ma jolie Sarah", "Tant qu'il y aura de trains") y ajeno, e invoca a gente del nivel de la Creedence, Gary Wright y Leon Russell, para, con la inestimable ayuda de Philippe Labro en las adaptaciones al francés, empaparse de rock sureño y rhythm & blues como nunca. Como para contradecir a sus detractores, en lugar de entrar mansamente al redil del pop yé-yé, en vez de enfundarse la tricolor para ofrecer su versión de la chanson de toda la vida, la bestia parisina se tiñe con el neón de Las Vegas, se perfuma con el burbon de Tennessee y se viste con los encajes de Nueva Orleans para asestar el golpe definitivo a sus enemigos y erigirse triunfante en el más grande de ese rock francés que, oh, mon dieu!, existía. O él hizo que existiera, más bien.
Puede que a nivel de creación pura y dura no tenga muchos méritos el cantante, pero sin duda, a diferencia de esfuerzos anteriores, las dos piezas de las que firma la música son credenciales de un gran nivel. Lo suyo, de todas formas, va por otro lado. Por el de la interpretación tórrida, la voz rugiente y la digestión camaleónica. Con una personalidad arrolladora por la que no podemos extrañarnos que se pudiera rodear de los músicos que lo acompañaron durante toda su carrera. Aquí tocan o hacen arreglos gente como el mencionado Gary Wright, Mick Jones o el mismísimo Bobby Keys al saxo. Apenas cuatro años antes había conseguido que su amigo Jimi Hendrix tocara la guitarra acústica en la versión que el francés hizo de "Hey Joe". Llamadlo suerte, carisma o magnetismo, pero es poner este disco y oírlo abrir la boca para darse cuenta de inmediato de que este tío tenía algo.
★★★★☆
Total: 35:39
Este disco me recuerda y lo relaciono con un momento muy preciso dentro de la historia del rock. Por mucho que esté hecho en Francia no puedo relacionarlo con nadie de por allí en esos años. Más bien son gente como los Rolling Stones, Joe Cocker, los Faces, Van Morrison o Rod Stewart los que me vienen a la mente.Discos como A Nod Is As Good As a Wink... To a Blind Horse (Faces, 1971), Sticky Fingers (The Rolling Stones, 1971) o mejor Let It Bleed (1969) con esos estallidos soul que son "Gimme Shelter" o "You Can't Always Get What You Want", With a Little Help From My Friends (Joe Cocker, 1969) o el mismísimo Gasoline Alley (Rod Stewart, 1970) son el paisaje entre el que no desentona este álbum. En absoluto.
Una prueba más de que en el extranjero siempre nos han llevado ventaja. Que en Francia tuvieran un Johnny Hallyday trasladando con esta potencia el arsenal anglófilo del que había bebido mientras aquí nuestro equivalente más cercano fuera Miguel Ríos es una muestra de lo atrás que íbamos. Sin menospreciar la valía ni las buenísimas intenciones de nuestro Mike, creo que no hay color.
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