domingo, 25 de febrero de 2024

El poder de las horas espejo

Synchronicity (The Police, 1983)
 

ART POP. The Police siguen jugando con las rítmicas nucleares en su disco más ambicioso y endiosado, aquel que iba a ponerlos en la cima del mundo durante unos minutos antes de dejarlos caer y desmembrarse. Un disco que juega a tantas cosas que es difícil saber por dónde empezar. 

A veces me lleva al Bowie de Low (1977), no por sonido, sino por la manera en la que confrontan lo experimental con lo accesible. Otras me trae a la mente la conexión sintética entre lo étnico y lo urbano que Peter Gabriel hizo una forma de arte (o de vómito, según el momento). También veo cosas de la new wave turgente de Japan, los detalles más orgánicos, por cierto. Demasiados elementos como para describir al quinto y último álbum de los británicos con precisión.

Será por toda esa dispersión o explosión de colores por lo que muchos dicen por ahí que estamos ante un trabajo que nunca se llega a terminar de explorar. Exageraciones aparte, estoy de acuerdo con la idea de que estamos ante un trabajo de gran riqueza expresiva. Un disco que parece estar ensamblado del revés, con una cara A explosiva y expresiva al máximo y una cara B preciosa, extática, pero que se va apagando y deja una sensación de bajón innegable. Un retrato perfecto de la situación de un trío que tuvo que grabar en habitaciones separadas por "motivos sociales". Tal vez por la crudeza con la que el orden de las canciones acaba representando todo esto, algo que para cualquier oyente no puede ser más que un defecto, acaba siendo la mayor virtud de un disco al que se le pueden discutir muchas cosas, pero al que no se le puede negar ni una migaja de alabanzas en cuanto a originalidad y filo.

No hay que ser muy espabilado ni dedicarle muchas escuchas a este trabajo para darse cuenta de que es el mejor disco de Police. Puede que no llegue al nivel de pegada magnética que transpiraban sus dos primeras obras, pero la profesionalidad y minuciosidad con la que fue fabricado hacen de él su obra más perfecta (o menos imperfecta) y el intento más serio a la hora de levantar todo un álbum lleno de coherencia. Un bloque sólido como la roca que si no triunfa por completo, es por los excesos de melindrosidad que van esparciendo aquí y allá. Una vez más, la tensión en el seno de un grupo redundó en una obra poderosa para su canon, aunque a decir verdad les faltó ese plus de peligrosidad que nunca tuvieron pero que siempre esperábamos de ellos.

★★★☆☆

A1 Synchronicity I 3:23
A2 Walking in Your Footsteps 3:35
A3 O My God 4:00
A4 Mother 3:03
A5 Miss Gradenko 2:00
A6 Synchronicity II 5:04
B1 Every Breath You Take 4:13
B2 King of Pain 4:59
B3 Wrapped Around Your Finger 5:12
B4 Tea in the Sahara 4:11

Total: 39:40

Todo lo que este disco fue y significó, toda su potencia y su estatus nada más salir publicado hay que agradecérselo a la tensión insoportable que vivía el trío en esos años de hecatombe de popularidad. Es muy difícil, prácticamente imposible, seguir manteniendo la normalidad cuando algunos en la prensa seria dicen de tu banda que es la más grande del mundo.

Será por ese deseo de superarse entre ellos, por la más pura envidia o por lo que sea que The Police se crecieron en el estudio a la hora de crear su "obra maestra". Grabaron en habitaciones separadas, según el productor, Hugh Padgham, para sacar el mejor sonido posible de cada instrumento, pero también por lo que él llamó "motivos sociales". Sting y Copeland incluso llegaron a las manos durante la grabación de "Every Breath You Take", haciendo que Padgham casi abandonara el proyecto. Los innumerables intentos de grabarla en vivo, con fallos constantes, hicieron que tuvieran que ensamblarla a base de overdubs, incluyendo la pista completa de batería.

Todos estos problemas eran fruto de la enorme tensión que vivía un grupo que no iba a durar mucho más. Después de finalizar la gira de promoción del álbum, entraron en un hiato para que Sting se dedicara a su carrera en solitario. Lo cierto es que, a pesar de que se reunieron para tres conciertos en 1986 en apoyo a Amnistía Internacional e intentaron grabar un sexto álbum, el hiato se convirtió sin remedio en la separación definitiva de la banda. Hasta la reunión de rigor, claro, la cual se materializó en 2007 en una gira que acabaría el 7 de agosto de 2008 con el anuncio de que ese era el final de la banda para siempre.

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