Still (Joy Division, 1981) [RECOPILATORIO]
ABYSS SOUND. El que puede ser considerado disco póstumo del combo de Mánchester es una obra contrahecha y cosida a pespuntes bastos como las partes con las que unieron al monstruo de Frankenstein. No puedo decir que no les pegue la comparación, pero tampoco que sea lo más suculento del mundo. En este álbum doble solo la primera rodaja se mantiene en pie con orgullo. Canciones sacadas de los cuartos más oscuros, caras A y B de singles, versiones de otros en directo... Cosas, en definitiva, que no podíamos encontrar en sus dos LPs. Y cosas excelsas en la mayoría de los casos.
El segundo volumen ya es otra cosa. Alguien en la discográfica (o en la banda) se empeñó en ofrecer al público el último concierto que diera Joy Division, un bolo en la Universidad de Birmingham el dos de mayo de 1980, y si el criterio para seleccionarlo es ese, que fue el último, se pueden imaginar que el morbo fue el que gobernó la toma de decisiones en la creación de esta obra. Y es una pena, porque el concierto no fue nada del otro mundo, pero es que encima la calidad de sonido es especialmente mala, lo cual es decir mucho cuando hablamos de un registro en directo de una banda que no tuvo nunca la oportunidad de ser grabada como merecía sobre un escenario. Hay multitud de ejemplos de lo deforme que es este directo. Por decir dos especialmente llamativos, presten atención a una "Decades" que tuvo que ser editada a partir de una grabación en casete y en la que el teclado es sencillamente inenarrable. Tanto como la guitarra con la que Bernard Sumner trata de abrir en "Disorder". No hay palabras.
Un sabor agridulce que podría haber sido delicioso si nos quedamos con el primer volumen, todo un dechado de contención, gusto y un nivel compositivo que se les derramaba más allá de los bordes de sus LPs oficiales. Siempre me han encantado los grupos capaces de ofrecer un catálogo en B equiparable a sus glorias más o menos oficiales o más o menos conocidas. Joy Division es uno de ellos. No les quepa la menor duda. Solo por eso, el mal llamado tercer disco de la banda ya merece muchísimo la pena.
★★★✩✩
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