Fried (Julian Cope, 1984)
NEW WAVE. Este clásico de la segunda ola del punk viene cocinado con los mejores ingredientes de la psicodelia y una nueva ola que no por ser más amable que el idolatrado post-punk deja de ser menos vibrante ni menos creativa. Aquí nos encontramos a un artista libre de ataduras. Un adorador de Lou Reed y David Bowie (o que debe de serlo por cómo suena), y un hacedor de melodías mayúsculo, que con este disco encuentra vida más allá de esos idolatrados The Teardrop Explodes con los que se fogueó.
También, y casi más todavía, se le huele un amor por John Cale que debo querer intuir por compartir esa denominación de origen galesa que siempre me ha parecido tan especial. Pero, además de su procedencia, puedo oler claramente su genio sin refinar, su instinto melódico asesino y una forma de hacer las cosas tan autoritaria como intransferible.
Un disco, el segundo de Cope, que suena a clásico instantáneo y que no requiere de mil escuchas para apreciar su multiplicidad de capas y lo mucho que nos va a hacer disfrutar el ir descubriéndolas poco a poco, con entusiasmo y sin nada de esfuerzo. Porque este disco muestra sus cartas y no juega al despiste. Parece tan bueno porque lo es de verdad y eso nos deja con muy poco que decir sobre su prístina grandeza.
★★★★☆
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