Killing Joke (Killing Joke, 1980)
POST-PUNK INDUSTRIAL. No debió ser fácil en su momento el clasificar lo que sonaba en el estreno de Killing Joke. Una broma asesina que hacían honor a su nombre con una mezcla tan infecta y cáustica que no había etiqueta que pudiera calificarlos por sí misma. Nada más empezar el disco con el ritmo marcial de "Requiem" creemos que vamos a paladear un buen disco de rock alternativo, cosa que no deja de ser cierta conforme avanza el álbum, aunque a todo eso vemos pronto que hay que añadirle toques de post-punk más que claros, un funk casi industrial e incluso unas lascas de metal en el sentido más crudo del término.
Una música carnal, hipervitaminada y prodigiosa la que consiguen fabricar aquí los de Gloucestershire. Una música tan imposible de meter en el redil como adictiva, tan arisca como abierta. El secreto creo que está en saber sonar industriales a partir de la acentuación de lo orgánico de su música. Tan importante es tener una guitarra que corte como la sierra más afilada (Geordie Walker) como poder disponer de un bajo de verdad, de esos que arman por sí solos una estructura a la vez irrompible e imaginativa (Youth). Tan valioso es poder generar con la batería ritmos cardiacos y marciales de una profundidad insondable (Paul Ferguson) como poder contar con una voz ardorosa e inapelable que deje claros los problemas de este mundo (Jaz Coleman). Si a esto le unimos el empleo quirúrgico y ultraefectivo de los sintetizadores por parte de este último, tendremos una descripción, que no una idea, de cómo suenan los británicos.
Y es que para descubrir cómo suenan no hay otra que escucharlos. No hace falta que vayamos dispuestos a ponerles nuestros cinco sentidos. Con este disco ellos mismos se van a encargar de captar toda tu atención. De verdad que no me esperaba lo que me iba a encontrar aquí. Con Killing Joke no sabes a qué atender. Si a sus riffs de guitarra más devastadores ("The Wait") o a ese bajo absolutamente increíble, tan funk, tan dinámico y tan diferente a todo lo demás ("Wardance", "Bloodsport", "Primitive"). Si a unas dinámicas y a una atmósfera turbia y casi sólida o a las soflamas incendiarias que nos suelta Coleman. Sí, es difícil decidirse. Por eso, la solución es quedarse quieto, en el centro del vórtice, para dejarnos engullir por él, para que nos vapulee como quiera. Totalmente a su merced.
★★★★☆
Total: 34:27
La foto de portada fue sacada durante las revueltas en Derry (Irlanda del Norte) de 1971 enmarcadas en el conflicto anglo-irlandés. También podría sugerir que se trata del Muro de Berlín, cosa que no es cierta, pero que no deja de ser una evocación más que pertinente para lo que suena en el álbum.
Killing Joke ha sido un grupo más influyente de lo que el público en general puede creer. Su eclecticismo también posibilitó que fueran idolatrados desde muy diversos flancos. Bandas tan diferentes como Nirvana o Metallica los han tenido en su altar personal. Los últimos incluso versionaron "The Wait" para incluirla en su The $5.98 E.P.: Garage Days Re-Revisited (1987), un EP de versiones que fue la primera grabación del entonces recién incorporado bajista Jason Newsted.
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