SOUL POP. Aquí está la joya por antonomasia de las Supremes. Un grupo, no nos engañemos, que siempre ha destacado por sus celestiales dotes vocales y por un ramillete de singles de impresión. Y ahí debe estar el problema cuando nos enfrentamos a cualquiera de sus LPs.
Digo esto porque algo debe haber cuando una banda tan inmaculada, tan profesional y tan mítica no consigue matarme con ninguno de los discos con los que lo he intentado. Todos están llenos de soniquetes pensados para enamorar al corazón más duro de la creación. Todos suenan como si fueran a arreglarte el día. Sin embargo, en su conjunto, si los tasamos como bloque, no me acaban de convencer con la contundencia de sus siempre infaltables tres o cuatro gemas de rigor.
Aquí tengo que quedarme con la canción titular, cómo no, y con delicias como "Baby Love", "Standing at the Crossroads of Love" o "When the Lovelight Starts Shining Through His Eyes". Alguna más habrá que me haga cosquillas, pero no muchísimas, y así creo que parece claro que el ampliamente elegido mejor álbum del trío de Detroit no tasa lo que debería en mi salón de la fama. Ya digo que no es que no me guste su estilo ni que tengan que mejorar en nada. Simplemente, a veces la conexión no surge. Eso sí, mi respeto por Florence Ballard, Mary Wilson y Diana Ross se mantiene intacto y por las nubes. Como siempre.
★★★☆☆
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