martes, 25 de febrero de 2025

Tecnopop con agravantes

Premeditación, nocturnidad y alevosía (La Bien Querida, 2015) [RECOPILATORIO]

 

POP INDUSTRIAL. Este falso recopilatorio se compone de los tres EPs que fue sacando La Bien Querida entre octubre de 2014 y marzo de 2015. Una serie que se ve culminada al reunirla aquí para mostrar al mundo su coherencia y sus lazos más que evidentes. En un álbum al que se le critica que suene demasiado frío para lo que esperamos de la cantautora, aquí transformada de trovadora otoñal en juglar sintética con el synthpop en el punto de mira y Kraftwerk en el corazón.

Un cambio que, para mí, lejos de suponer problema alguno, me muestra a una artista gigantesca, camaleónica y capaz de tocar palos que, por muy gélidos que parezcan, consiguen tocarme como ningún otro de sus trabajos. Será que mi querencia por el tecnopop es fuerte, cosa que tampoco es tan así, pero con este tríptico hecho disco disfruto a tumba abierta de un sentido melódico que en su choque con la electrónica más metalizada saca a la luz todo el brillo que siempre había intuido en Ana Fernández-Villaverde.

Un cancionero que refulge merced a temazos del nivel de ese "Poderes extraños", pop para la eternidad con interludio que hace algo más que una reverencia a los de Düsseldorf; de la abatida y oscurísima "Alta tensión", ¿Fangoria de bajón?; de los efluvios sugerentes, agazapados y melancólicos de "Carretera secundaria"; de la euforia mediterránea de "Música contemporánea" y "Vueltas"; y, cómo no, de esa fastuosa ranchera electrónica que es "Muero de amor", una canción, eso, para hacerle caso y quedar prendado para siempre de un álbum simplemente maravilloso.

★★★★☆

1 Poderes extraños 4:59
2 El origen del mundo 2:39 ✔
3 Alta tensión 3:40
4 Disimulando 4:12
5 Ojalá estuvieras muerto 3:13
6 Encadenados 3:07
7 Carretera secundaria 3:23
8 Crepúsculo 3:54
9 Música contemporánea 3:15
10 Vueltas 3:36
11 Geometría existencial 3:28
12 Muero de amor 5:14

Total: 44:40

Algo tendría ya en la mente Ana cuando fue sacando sus tres EPs, Premeditación (2014), Nocturnidad (2015) y Alevosía (2015), así, todos seguidos y con portadas similares y complementarias. Ya nos estaba diciendo algo acerca de una serie que funcionaba como un conjunto indisoluble.

Tal y como refrenda con un disco más que necesario para el gran público. No me cabría en la cabeza que nos hubiéramos perdido este artefacto, porque es tan necesario y tan obvio que de no existir nos lo hubiésemos fabricado a golpe de lista de reproducción. Por suerte, no ha habido necesidad de tal artificio. 

Además, no me gustaría que pasara desapercibida la presencia del objeto sagrado, del tótem milenario, de la entidad extraterrestre que en forma de cubo hueco sobrevuela el bosque en la portada del álbum como certificando la llegada a la meta, la consumación de una búsqueda que da sentido a la conexión entre unos EPs que al fin y al cabo solo eran la preparación para dicho objetivo.

Y por supuesto nos trae a la mente, una vez más, los monolitos de 2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968) o Encuentros en la tercera fase (Steven Spielberg, 1977). Sin duda, uno de los misterios más obsesivos y recurrentes en toda la cultura pop, músicos incluidos. Aquí para representar de alguna manera la relación entre la naturaleza y la tecnología, lo antiguo y lo nuevo, lo tradicional y lo electrónico, que es la base de una música más que reflexionada y diseñada a la perfección.

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