Gold (Ryan Adams, 2001)
ALT. COUNTRY. En este segundo intento en solitario Adams se encomienda a la Santísima Trinidad que forman Bob Dylan, Van Morrison y Bruce Springsteen, y lo hace de una forma totalmente abierta, sin tapujos. Sobre todo en los primeros minutos, esos que derrochan efectividad pero se quedan un poco cojos de personalidad.
Son una buena introducción pero no lo mejor de un disco del que habría que destacar la sugerente "La Cienega Just Smiled", la castiza "Rescue Blues", la linda "When the Stars Go Blue" y el gospel-rock inflamado de la apoteósica "Nobody Girl". Esta última con todos los peros del mundo, ya que aunque de una contundencia emocional fuera de toda duda, transita el abarrotado sendero que tan bien había explorado Primal Scream. Nada nuevo bajo el sol.
Por supuesto no es que sea oro todo lo que reluce aquí. Especialmente flagrante es el caso de "Enemy Fire", un mazacote post-grunge de cuidado. La stoniana "Gonna Make You Love Me" se podría calificar de graciosa, y "Touch, Feel & Lose" podría valer si no fuera por ese toque Prince descafeinado. Acaban molestando más que otra cosa, como un tramo final absolutamente irrelevante que merecería ser amputado sin piedad.
Vamos que con estos ingredientes la ensaladilla queda resultona, aunque parece que el ex-Whiskeytown haya olvidado añadirle el toque secreto. Quizás tan sólo aligerarla un poco. Al final lo sencillo y lo ligero acaba triunfando en el menú. Sin tantos aspavientos.
★★★☆☆
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