domingo, 4 de diciembre de 2022

La quimera del oro

After the Gold Rush (Neil Young, 1970)
 


FOLK ROCK. El arrebato acústico de esta llamada del oro está en lo más alto de una discografía inescalable. Gemas templadas a fuego lento ("After the Gold Rush"), melodías imperecederas ("Tell Me Why") y algún desmán eléctrico irrefrenable ("Southern Man") se apelotonan en la primera obra maestra incontestable del cantautor. Un disco que nació en medio del torbellino de una época muy intensa para el canadiense. Ese mismo año había participado en otra joya como fue ese Déjà Vu que facturara junto a Crosby, Stills y Nash. Además, escribió ese clásico llamado "Ohio" con los mismos compinches. Todo eso no evitó que la inspiración le visitase como nunca y le diera para pergeñar el que puede ser su mejor disco con permiso de Rust Never Sleeps (1979).

Para inspirarse, Young se basó en la pieza teatral para TV de la que sacó el título. Un guión escrito por Dean Stockwell y Herb Bermann que nunca llegó a realizarse. Canciones como la titular y "Creeple Crick Ferry" fueron escritas específicamente para la obra. Muy poco para que podamos hablar de concepto, aunque en parte la filosofía junguiana que permea la obra y ese aire apocalíptico como de fin del mundo están en el disco en cierta manera.
 
Muy curioso, sí, pero este trabajo de tono pastoral se erigió alrededor de conceptos más bien post-industriales, lo que lo hace vigente y con capacidad de morder más allá de su falsa dulzura. Young confesó a posteriori que en este disco intentó fusionar el sonido de Crazy Horse con el de unos CSNY con los que estaba a punto de partir peras. En cierta forma se puede considerar que lo logró y me parece una descripción muy fina para lo que suena en este discazo que es pura emoción en sus letras, sus melodías y sus arreglos, con la participación capital de esos "nuevos" Crazy Horse que fueron Jack Nitzsche y un jovencísimo Nils Lofgren que resultaría clave en la evolución del sonido de Neil Young en esta época.

Todo este recogimiento encontraría una versión más perfeccionada (y un pelín menos emocionante) en el también grandioso Harvest (1972), que continuaría el tono acústico de este disco añadiéndole un fuerte toque country a la mezcla. Muy bueno también, pero creo que algo inferior a este dechado de emoción pura, el disco más sincero, claro y certero del cantautor canadiense. Los años pasan, los artistas nacen, crecen y mueren, pero este disco siempre está ahí en su pedestal, observando al mundo y a la historia desde las alturas. Y ahí seguirá siempre. Eso es una certeza que no admite duda alguna. Ese es el nivel del que hablamos.

★★★★★

A1 Tell Me Why 2:54
A2 After the Gold Rush 3:45
A3 Only Love Can Break Your Heart 3:05
A4 Southern Man 5:41
A5 Till the Morning Comes 1:17
B1 Oh, Lonesome Me 3:47
B2 Don't Let It Bring You Down 2:56
B3 Birds 2:34
B4 When You Dance I Can Really Love 3:44
B5 I Believe in You 2:24
B6 Cripple Creek Ferry 1:34
Total length: 33:41



Las circunstancias en las que se parió este "dechado de placidez" no parecen coincidir con lo que suena. Danny Whitten, guitarrista de Crazy Horse, estaba en esta época en su apogeo heroinómano. Su salud empezaba a deteriorarse a pasos agigantados. Sin duda, uno de los motivos que llevó a Young a despedir a la banda a mitad de grabación.

Como curiosidad y como para pintar de oscuro un disco que no debería ser para nada soleado, el efecto de la foto de portada tomada por Joel Bernstein no tiene que ver con el "oro" del título. Esa sobreexposición fue realizada a posta, aunque el motivo fue otro: la imagen estaba desenfocada y ese efecto es el que se le ocurrió para "arreglarla".

En otro orden de cosas, el disco también tiene su parte de confrontación. La historia es bien conocida, a raíz del tema "Southern Man" de este disco y "Alabama" del siguiente, recibieron una respuesta airada por parte de Lynyrd Skynyrd y su archifamoso "Sweet Home Alabama". El problema, que Neil denunciaba el racismo galopante que campaba por esas tierras, hecho que a la banda sureña no pareció sentarle muy bien. De todas formas la sangre no llegó al río y aun hoy en día es normal ver a miembros de ambos grupos llevando camisetas del otro en señal de camaradería.

Con todo este ruido de fondo podría parecer extraño, máxime cuando en su momento esta obra no impresionó a casi nadie. El tiempo ha sido el que ha acabado dictando sentencia sobre él colocándolo entre lo mejor no sólo de Neil Young, sino de la historia del rock. Publicaciones de todo pelaje no dejan de incluirlo en sus listas de "lo mejor de...". Y a fe mía que lo seguirán haciendo por los siglos de los siglos.

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