NOUVELLE CHANSON. En sus cuatro primeros temas, "Auguri" impacta como un obús en el cerebro del melómano y lo prepara para adentrarse en el que sin duda va a ser el mejor disco de Dominique A hasta ese momento. Una sensación que parece ser traicionada en cierta forma conforme el disco avanza y se va emborronando hacia las antípodas de la prístina claridad y la potencia emocional con las que comienza.
Una decepción que acaba siendo falsa. "Auguri" mantiene un nivel de calidad muy alto en todo momento por mucho que no repita el vello de punta de una "Pour la peau" irrepetible no sólo en esta obra, sino en toda la carrera del francés. "En secret" sería lo más parecido a ese pellizco. Después de estas cimas sólo queda el descenso. Una bajada suave y controlada con nuevos repechos en la que el viajero se resiente sobre todo por esa sensación de que dura demasiado, a pesar de no llegar a los 50 minutos. Uno de los males que asola a Ané y que, al menos hasta este cambio de siglo, le hace incapaz de redondear esa obra maestra que todos esperamos de él.
Todo esto no significa que no estemos ante una obra muy grande. Un disco muy cuidado, con su espacio para los homenajes más o menos velados (Gainsbourg y sus recitados en "Nous reviendrons", y los clásicos franchutes en una sencilla y limpia "Les enfants du Pirée"). Quizás la versión de Mános Hadjidákis debería haber cerrado el disco, pero el de Provins decide dar una vuelta de tuerca más y susurra una delicada "Les terres brunes" con la que da carpetazo a una gran obra que se impone a todas las dificultades para relucir con fuerza dentro de su canon. Sí, más que posiblemente, su mejor disco.
★★★★☆
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