miércoles, 8 de julio de 2020

Ese brillo impúdico

The Glowing Man (Swans, 2016)
ART NOISE

Con "The Glowing Man" Michael Gira cierra una etapa. Este es el último disco de los Swans tal y como los conocéis, afirmaba entre el gozo y el cansancio extremo. El cansancio mortal de unos conciertos que representaban el triunfo de estos Swans. Ceremonias catárticas donde se celebraba el ruido y el silencio, la oración y el exabrupto. El reflejo de un éxito que no creo que nadie en el grupo se esperara.

No, por mucha fe que Gira haya tenido en sus Cisnes, tanto reconocimiento, tanta devoción casi al final de su carrera han sido demasiado. Quizás por eso o quizás por ese ardor irrefrenable que siempre ha bullido en sus entrañas haya decidido dar carpetazo en el mejor momento. Cosa que no deja de extrañar tras enfrentarnos a este obrón. Porque esos síntomas de agotamiento que buscamos con ansia no saltan a la vista. Y las escuchas repetidas confirman que no existen. Una vez más, Swans entregan una obra monumental en la que vuelven a fabricar música intensa y mayúscula. Una música que es una hipérbole superlativa, que juega con el sonido en piezas inabarcables que se derraman como ríos desbocados en busca del océano.




Aquí más que nunca podemos regodearnos en las atmósferas densas. El tempo se relaja mucho más que en los anteriores y asistimos a la invocación de esos Doors que en directo eran capaces de jugar con el espectador en jams narcóticas inimitables. O los Stooges de "We Will Fall" con esos paisajes de exotismo agreste y oscuro. O los Sunn O))) más ambientales, o los Earth en modo épico, o Suicide, o La Velvet Underground de "Venus In Furs"...

Referencias que en realidad acaban sobrando, porque el grupo ha conseguido un sonido propio e inimitable. Un sonido que apela al reposo para acabar enturbiando nuestra duermevela. En el disco más ceremonial y dolorosamente solemne de un grupo que siempre ha apelado a la trascendencia y a la exploración de los sentimientos más inconfesables del ser humano. Colofón.

8.8


Brazo esquelético en portada, rojo y oro. A veces no hace falta más para que tu cerebro vague por donde no debe. O sí, porque aquí como en la película se habla de mareo, sopor y adicción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario