martes, 17 de noviembre de 2020

Austin City Limits

Bongo Fury (Frank Zappa, 1975)

 

JAZZ & BLUES. Los músicos seguirían. Algunos, claro, pero ya no habría más discos firmados por The Mothers (of Invention). Este documento medio en estudio, medio en directo, iba a ser el último zarpazo de la banda que siempre se relacionará con el mito de Baltimore. También es este el disco en el que se estrena el prodigioso Terry Bozzio a la batería, detalle que se percibe con la claridad de un mazazo.

De todas formas, si este disco es famoso por algo es por juntar a dos amigos en horas bajas, como eran Zappa y Don Van Vliet, Captain Beefheart para el arte. Según parece, su amistad no estaba en su mejor momento y el tour en el que se embarcaron sirvió para curar heridas, además de para entregar para la posteridad un medio-directo crujiente y rebosante en cuanto a potencia eléctrica, dinamismo percutivo y rajo vocal.

Seguro que será la conjunción de todo eso, esta mezcla, esta fusión de personalidades tan fuertes, la que acaba elevando a este disco un poco por encima de los inmediatamente anteriores de ambas eminencias. Muy poco, sí. Aquí Zappa sigue con licencia para volar y nos suelta los chistes privados de rigor, pero de alguna forma la tontería está como más diluida en una mezcla fuerte y aguerrida, un jazz blues que no toma prisioneros y que se expresa con una autoridad y una precisión cortante como una cuchilla de afeitar al rojo. 

★★★

A1 Debra Kadabra 3:54
A2 Carolina Hard-Core Ecstasy 6:02
A3 Sam With the Showing Scalp Flat Top 2:50
A4 Poofter's Froth Wyoming Plans Ahead 3:06
A5 200 Years Old 4:34
B1 Cucamonga 2:24
B2 Advance Romance 11:20
B3 Man With the Woman Head 1:29
B4 Muffin Man 5:37
Total: 41:16

El disco fue la culminación de una gira por tugurios que reunió a un Zappa y un Van Vliet que no pasaban por su mejor momento en cuanto a amistad. Una relación que había sido fructífera hasta decir basta y que se había prodigado en colaboraciones por parte de ambos, tanto en la faceta interpretativa como de producción, y que culminaba aquí en este disco pretendidamente sanador y que fue grabado en Austin, tierra prometida para todo el que quiera ser alguien en la música de raíz norteamericana.

Curiosamente, o no, estos dos personajes están en las antípodas de lo ortodoxo y en las antípodas, por tanto, de esos paladeadores de guitarras acústicas y tabaco de mascar por la que es conocida la ciudad texana. Por eso, no me queda claro si el irse a grabar allí fue un homenaje o una provocación, pero está claro que era una decisión muy lógica viniendo de estos dos gigantes. Y también es lógico que este disco no satisfaciera a casi nadie. Ni los seguidores de uno ni de otro acabaron de entender qué pretendía cada uno. Cosas de la vida.

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