Animalism (The Animals, 1966)
RHYTHM & BLUES. Estamos ante el cuarto álbum de The Animals en el recuento general, el quinto de sus discos para el mercado norteamericano. Este, a diferencia de los anteriores, no cuenta con una contrapartida para el Reino Unido, lo que lo hace un punto de inflexión que acaba con esa costumbre de las ediciones múltiples y listado de canciones personalizado para cada versión.
Quizá por eso me esperaba un disco especial, cosa que no termina de cumplirse con un disco en el que los Animals siguen enseñando a su público blanquito que los negros eran los reyes en esto de hacer música con enjundia. Un buen puñado de versiones de soul, blues y rock & roll son el homenaje a la música norteamericana de raíz que se marcan nuevamente los de Newcastle.
Un disco que cuenta con ese plus de autenticidad que da un sonido muy de directo y que se beneficia de unos devaneos que casi parecen jam sessions en algunos momentos. Unos interludios y un aire improvisatorio que parecen sacar de esa psicodelia que empezaba a estar tan de moda en sitios como San Francisco. Detalles como ese y las disonancias que se marcan en el tema inaugural y que nos recuerdan tanto a The Byrds como a Jefferson Airplane, son lo más especial de un disco que al final no deja de ser otro intento de los Animals. Un intento noble que tampoco es que se obsesione por ese amor por lo oriental que anuncian las guitarras del tema mencionado. Más bien es más de lo mismo tocado con ganas, amor y respeto. Demasiado respeto.
★★★☆☆
Es en esos toques ligeros de psicodelia donde encontramos lo más curioso y tal vez lo más interesante de este disco. Unas gotas lisérgicas que los arrimaban a lo que se estaba cociendo en los ballrooms del otro lado del charco. Grateful Dead, Jefferson Airplane o incluso The Byrds copaban las listas y los corazones de esa multitud atravesada por el sueño jipi. No es que The Animals se vendieran a esos nuevos sonidos de manera impúdica, pero sí que tiñeron en cierta forma su música con estos nuevos colores. Un poco, sin que apenas se note, pero lo suficiente para justificar este nuevo intento de asalto al mercado americano con un disco que esta vez no iba a contar con su contrapartida británica. Por algo sería.
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