viernes, 5 de febrero de 2021

Historias de la casa rosa

Music from Big Pink (The Band, 1968)


ROCK DE RAÍCES. La obra maestra de The Band debe su título a la casa en la que sus canciones fueron paridas. Al menos en su mayor parte. No todas tuvieron el mismo origen ni estaban pensadas para engrosar disco alguno, ya que esta maravilla empezó como un noble pero no muy decidido intento de soltarse de la mano de Bob Dylan, del que eran la banda de acompañamiento en ese momento. El propio Dylan se ofreció a cantar en el disco, pero retiró su propuesta al momento. Al fin y al cabo el grupo hacía esto para buscar su propio camino al margen del de Duluth.

No obstante, el cantautor sí que acabó teniendo presencia en el álbum. No solo en las tres composiciones escritas por el Bardo o junto a él que incluyeron, sino regalándoles el cuadro que usarían para la portada. Cosas que siempre unirán a este grupo y a este disco en concreto con el genio de Minnesota. No debemos olvidar que esta música no deja de ser el resultado de sus vivencias con el cantautor, muy especialmente lo vivido en la gira del 66, además de esas sesiones inolvidables en esa "Big Pink" del título. Sesiones en las que probaron, versionaron, escribieron y dieron forma sin pensarlo, no solo a esta obra, sino a ese mítico The Basement Tapes (1975), que Dylan no tuvo más remedio que sacar a la luz varios años después de su gestación.

Estamos ante un disco, por tanto, que es historia viva, testigo directo de toda una revolución. Una obra esplendorosa en la que The Band enseña a las generaciones venideras cómo tocar rock con corazón country o cómo electrificar el folk a base de arreglos precisos y faéricos, voces celestiales y esa delicadeza rugosa que solo los músicos de verdad saben endosarnos. Una belleza endemoniada que alude y apela a lo más primordial del ser humano. Canciones de apariencia sencilla y calidez infinita en la escuela de los mejores Crosby, Stills & Nash, pero con un puntito sobrenatural que las aleja de este mundo.

Los ingleses lo calificarían como "eerie", una palabra preciosa para describir lo que suena aquí. Una palabra que se clava en mi cerebro gracias a esos teclados hechos suspiro y esos vientos que entran y salen con la naturalidad de la brisa en los acantilados. Eso y las voces serían lo que siempre me viene a la mente antes de ponerme el disco. Bueno, y esa habilidad que siempre han tenido estos canadienses para sonar beodos manteniendo la precisión rítmica y melódica sin inmutarse. Ese tambaleo que hace que todo parezca a punto de desmoronarse para acabar siempre manteniendo el equilibrio con una perfección que solo puede venir de músicos superlativos.

Luego vendrían cosas como The Felice Brothers o esos archifamosos Fleet Foxes. Grupos muy válidos que pueden hacernos creer que lo sabemos todo, pero sin The Band me temo que nada de eso hubiera sido posible.

A1 Tears of Rage 5:23
A2 To Kingdom Come 3:22
A3 In a Station 3:34
A4 Caledonia Mission 2:59
A5 The Weight 4:38
B1 We Can Talk 3:06
B2 Long Black Veil 3:06
B3 Chest Fever 5:18
B4 Lonesome Suzie 4:04
B5 This Wheel's on Fire 3:14
B6 I Shall Be Released 3:19
Total: 42:03

Big Pink es el nombre que se le daba en el vecindario a la casa que compartían Rick Danko, Richard Manuel y Garth Hudson en los alrededores de Nueva York. Allí pasaron largas temporadas tras la ardorosa y extenuante gira de 1966 acompañando a Bob Dylan. El propio Dylan hizo de la casa su segundo hogar y de esas sesiones interminables, además de algunas de las canciones de este disco, salieron las que iban a formar parte de su más que legendario The Basement Tapes (1975).

Un lugar mítico que debe tener una atmósfera especial que explique una explosión de creatividad sin parangón. Todo a pesar de que los primeros pasos discográficos del grupo fueron más bien dubitativos. De hecho al principio no tenían ni nombre para el proyecto al margen de Dylan, llegando a ser llamados "la banda de apoyo de Dylan" por su manager Albert Grossman o "la banda de Big Pink" por la revista Rolling Stone. Quizás de estos apelativos surgiera la idea de llamarse The Band, iniciando una de las carreras más respetadas y admiradas del folk rock norteamericano. 

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