The Pleasure Principle (Gary Numan, 1979)
SYNTHPOP. Gary Numan deja Tube Army en la cresta de la ola, con el éxito de su single "Are 'Friends' Electric?" y se embarca en una carrera en solitario con más interrogantes que certezas. Su respuesta a toda esta inquietud fue este "The Pleasure Principle", puente dorado entre Kraftwerk, Brian Eno, David Bowie y el futuro del tecnopop, véase Ultravox o Depeche Mode, sin ir más lejos.
Su obra maestra indiscutible se beneficia de una mezcla adictiva entre lo orgánico y lo sintético. Entre esos sintetizadores con los que sustituye a todo lo que se parezca a una guitarra y una dupla bajo-batería que arrima el álbum a lo humano. Cosa que también acentúa con el uso de violines y violas por doquier. Como en "Metrópolis" (Fritz Lang, 1927), el disco hace de ese "corazón" que media entre "la mano" y el "cerebro", y como en "Blade Runner" (Ridley Scott, 1982), trata de transmitirnos toda esa pasión artificial de esas máquinas con alma que lo pueblan.
Hoy no son pocos los que persiguen este sonido retrofuturista y hacen lo que sea, desde usar equipo vintage a emularlo con la tecnología más avanzada. Todo falso, no lo olviden. Numan y otros cuantos como él estaban intentando sacar el máximo partido a los cachibaches más modernos del momento. Estaban en una exploración constante en busca de nuevos sonidos. No estaban obsesionados por esas cuestiones estéticas que hacen de mucha de la música actual algo frívolo y superficial. Lo suyo era profundo y auténtico. Por eso cosas como este disco son arquetipos a día de hoy. Por eso son el ejemplo perfecto de lo que llamamos clásico visionario. Y por eso, lejos de sonar superado, "The Pleasure Principle" sigue maravillándonos. Casi más que el primer día.
★★★★☆
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