lunes, 17 de mayo de 2021

La transmigración

The Ascension (Glenn Branca, 1981)

 

NO WAVE. El primer disco de este iconoclasta es un exabrupto incontenible en el que experimenta con el efecto proporcionado por el feedback, la resonancia y todos los detritus sónicos que se generan al orquestar una serie de guitarras eléctricas con afinaciones alternativas. Un disco capital en el escueto devenir de esa no wave que se autoinmoló en un espasmo, pero que tuvo una influencia sustantiva en el desarrollo de casi todas las músicas que derivaron del punk, ya sea el post-punk más canónico, el noise o las vanguardias más ariscas que asolaron los ochenta como plagas bíblicas.

Asociado para siempre con la escena más vanguardista del Nueva York de finales de los 70 en adelante, Branca empezó su epifanía musical al conocer a bandas como Suicide. De ahí a formar su propio grupo (The Static primero y Theoretical Girls después), tocar con el famoso "Guitar Trio" de Rhys Chatham o formar su propio sello discográfico, solo había un paso. Precisamente esta fue la compañía que editó los primeros discos de unos tales Sonic Youth, la banda en la que estaba un guitarrista llamado Lee Ranaldo, el cual tocó en este disco que nos ocupa.

Hechas las presentaciones, entramos en faena haciendo notar que el título del álbum homenajea tanto a la obra del compositor contemporáneo Olivier Messiaen como al clásico de John Coltrane del mismo título. Detalle nada accesorio si atendemos a la complejidad de unos arreglos que parecen sonar primitivos como un tajo sanguinolento, pero que tienen una miga subyacente innegable. Si no, sería imposible entender el efecto entre hipnótico y catártico que tienen, entre otras, las piezas más largas del disco, "The Spectacular Commodity" y "The Ascension".

Las afinaciones raras que dominan aquí consisten en afinar las cuerdas del instrumento en la misma nota, lo que da como resultado el sonido metálico, despiadado y absolutamente inhumano de unas progresiones que parecen haber sido creadas en el mismo averno. Como si las entrañas de ese "Tocata y fuga" de Bach hubieran sido despojadas de todo conato melódico. A esto se le añade una rítmica pulmonar, insistente y trepanadora, et voilà! Sin pretenderlo te has inventado el manual de instrucciones para buena parte de la música más excitante, rupturista y conmovedoramente salvaje de lo que quedaba de siglo. Así de claro y así de duro.

★★★★

A1 Lesson No. 2 4:59
A2 The Spectacular Commodity 12:41
A3 Structure 3:00
B1 Light Field (In Consonance) 8:17
B2 The Ascension 13:10
Total: 42:07

 

Los artistas más innovadores no solo rompen moldes en la disciplina que trabajan, sino que su iconoclastia suele derramarse por los bordes de su arte. Así, Glenn Branca (y no fue el único dentro de esta vanguardia neoyorquina) trata de impactar también desde el artwork que adorna este estreno discográfico, la icónica pintura en blanco y negro de Robert Longo

 

En ella se nos presenta al propio Branca arrastrando lo que parece el cuerpo sin vida de otro hombre. El músico afirmó después que su intención original era mostrar a dos hombres en pleno encuentro sexual, aunque cambió de idea y acabó pidiéndole a Longo "una insinuación de este hecho". Como casi siempre, la sutileza vuelve a imponerse. :P

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