martes, 30 de noviembre de 2021

El país de nunca jamás

Never Never Land (Pink Fairies, 1971)

 

PSICODELIA ESPACIAL. Heavy psych a mayor gloria de Hawkwind o proto-punk espejado en los cruentos MC5, lo de los Pink Fairies es otra de esas incursiones a tierra de nadie, otro de esos proyectos en el que no sabemos muy bien a qué juegan ni qué pretenden sus instigadores.

Esta es su obra señera, un disco de debut que nos los muestra estrujando pedales y ecos, explorando la psicodelia y el espacio exterior. Ya sea con esa falta de oxígeno que retrata el "Space Oddity" de David Bowie (escuchen "Heavenly Man" y me cuentan) o mirando de frente a las moles psicodélicas más elásticas y experimentales (fíjense en las progresiones megalomaníacas de "Uncle Harry's Last Freakout"), los londinenses se emplean a fondo a la hora de dotar a su rock pedregoso y primario de la suficiente chicha arty como para llamar la atención de la intelligentsia del momento.

Ni que decir tiene que a casi nadie le importó entonces lo que sembraron estos ínclitos. Sin embargo, con el tiempo se les empieza a valorar y a reivindicar, cosa que puede ser bastante comprensible, sobre todo, ante el mojigatismo y el adocenamiento que domina la escena actualmente. Pero si hablamos de éxito, no es algo que podamos aplicar a los de Paul Rudolph.

Y eso que en cuanto te paras a escuchar este estreno, se ve que hay mucho más de lo que parece a simple vista. Un disco lleno de fantásticos guitarrazos, atmósferas oníricas y algún que otro riff pegajoso como la melaza. Una obra llena de crudeza y de una belleza explosiva y hasta evocadora en algunos momentos. Una obra, más que importante, furibundamente atractiva.

★★★★☆

A1 Do It
A2 Heavenly Man
A3 Say You Love Me
A4 War Girl
A5 Never Never Land
B1 Track One, Side Two
B2 Thor
B3 Teenage Rebel
B4 Uncle Harry's Last Freakout
B5 The Dream Is Just Beginning
 
Total: 42 min.

 

Poco iba a imaginar James Matthew Barrie que su personaje, Peter Pan, se iba a convertir en el icono que es hoy día cuando se lo sacó de la chistera para su obra de teatro estrenada en 1904.

Toda la magia que envuelve al personaje y su historia, Wendy, el País de Nunca Jamás, los niños perdidos, el Capitán Garfio o Campanilla revolotean gozosos cada vez que pongo el disco a atronar. 

Será por la magia del artefacto que se inventaron estos Pink Fairies, por el nombre del grupo, por el título del disco, por su artwork... Por tantas cosas, pero también por su sonido, ese bramido celestial entre el exabrupto y el susurro. Un bicharraco eléctrico que como Peter Pan se niega a crecer. No digamos ya a envejecer.

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