GLITCH. La reputadísima compositora norteamericana afincada en Berlín arma un álbum con el que afianzar su estatus de Beethoven del IDM. Un disco tan lleno de sonidos nunca escuchados antes como esquivo para el oído poco entrenado en estas lides. Una obra exigente con capacidad para sorprender, aunque no sé si podrá alguna vez colarse en el nicho precioso de lo disfrutable sin más. Por mucho que tenga la primera canción compuesta para desencadenar el gozo infinito del ASMR.
Este honor recae en "Lonely at the Top" que, según dicen, es capaz de provocar ese hormigueo tan placentero que llaman respuesta sensorial meridiana autónoma, las siglas de las que hablo arriba. Que estará probado, no me cabe duda, pero también puede ser que haya que escucharla con auriculares o con un nivel de relajación que no puedo permitirme en estos momentos.
Sea por eso, el tiempo y la dedicación que requiere esta obra, o por mil motivos diferentes, por más que me pongo, me pongo y me pongo el disco, no consigo pasar del respeto supremo hacia él. El pasito que me falta hacia el amor incondicional no consigo darlo. Puede que alguna vez lo consiga, pero desde luego a día de hoy solo veo frialdad, ingenio a raudales... Y poco corazón. Lo sé, me quedo a medio camino y además con toda la pena en mi alma negra.
★★★☆☆
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