Agotados de esperar el fin (Ilegales, 1984)
ROCK. El segundo disco suena más ambicioso en lo musical y lo lírico, con un Jorge Martínez sembrado en ambas facetas. Un álbum que iba disparado a superar a ese debut que, hoy lo sabemos, era casi insuperable. Y es que, una vez más, la producción daña irremisiblemente a una obra que se acaba quedando a medio camino.
A pesar de todo, las canciones cumplen, que quede claro. Quizás el conjunto adolezca de la falta de algún éxito imperecedero, algo en la línea de "Tiempos nuevos, tiempos salvajes" o "La casa del misterio", pero el nivel medio es muy alto. Lo que pasa es que el álbum da la sensación de ser tibio y pacato, cosa que se debe, no me cabe la menor duda, a ese bajo sintetizado, esos coros como de fotocopia descolorida y esa batería monótona y raquítica.
Una pena, aquí había un gran potencial. No sé si tocando los mandos de la mesa con algo más de sensibilidad y menos de protagonismo estaríamos hablando de la obra maestra de Ilegales (su primer disco me gusta demasiado), pero seguro que estaría más cerca de serlo.
★★★☆☆
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