REGUETÓN. Es muy difícil escapar de este álbum. Que si J Balvin ha dado un revolcón completo al reguetón con él, que si es perentorio empaparse de él si te cuentas entre los melómanos más desprejuiciados... En fin, cuando incluso las publicaciones más prestigiosas se hacen eco de la misma cantinela es imposible no echar un vistazo. Por mucho que a mí los ritmos latinos contemporáneos de corte urbano me queden muy pero que muy lejos.
He hecho mi esfuerzo y puedo concluir que, efectivamente, estas canciones recogen el pulso de la calle y son el mejor termómetro para medir la temperatura de lo que se cuece en estos tiempos. Otra cosa es que el olor del guiso me resulte sabroso, que no. O no tanto como debería. A ver, no puedo ir de moderno. Eso es algo que siempre me ha dado alergia. Tampoco puedo fingir lo que no siento. Por eso creo que nadie que me conozca esperará que me ponga a perrear al son de estas rimas ni que disfrute con la superficialidad general que me quieren vender como la poesía de la joventud.
Dicho esto, también me he encontrado sorpresas interesantes aquí. En el empaque y la calidad de más de un arreglo y alguna melodía. En el intento por decir algo, cosa que ya me parece digna de elogio en el género. Y en el poder del álbum para replantearme mi idea, sé que esnob y falsa, de que no puede salir nada valioso ni perdurable del hedonismo más galopante.
Al final me esperaba un objeto de usar y tirar y me he encontrado una cosa que me ha intrigado y me ha hecho disfrutar en bastantes momentos. Será que tiene algo o será que lo superficial puede tener un hueco en mi agenda. A los fanáticos les parecerá poca cosa, pero lo que es a mí, hurgar en esta parte de mi ser me parece algo equiparable al descubrimiento del fuego.
★★★☆☆
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