RAP. En cuestión de rap no valen las medias tintas. Hay que posicionarse. Y en EE.UU. está claro que o vas con la costa este o con el gangsta rap del oeste. Jeru the Damaja, neoyorquino de pro, deja claro desde el mismo título de este disco que el enfrentamiento no es algo que tomarse a broma y que las diferencias están a la vista. Otra cosa es que como oyente necesites afiliarte a uno u otro sindicato del crimen. No solo porque se pueda disfrutar de ambos, sino porque a veces, lo reconozco, me cuesta diferenciarlos.
A no ser que hablemos de la complejidad de una lírica con tendencias poéticas y de unas bases musicales que lo mismo picotean del jazz que de la magia. Que serán estos, elementos diferenciadores o a lo mejor me lo he inventado, pero lo cierto es que todos ellos son lo que me engancha de un disco que fluye como pocos en el género. Todo un notición para un estilo necesitado de golpes en la mesa como este. De obras transversales capaces de atraer adeptos ajenos a su órbita. Sin duda creo que este es uno de ellos.
Rasgos de impresión para dejarte de rodillas, ¿verdad? Sí, pero para mí son cosas que no son nada al lado de la duración del álbum. Y es que encontrarnos un pepinazo como este y descubrir que no llega a los cuarenta minutos es algo que está muy por encima de cualquier otro logro. Porque es una rareza equiparable a encontrarse un trébol de cuatro hojas. ¿Es que a nadie se le había ocurrido antes? ¡Menudo discazo, señoras y señores!
★★★★☆
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