... Para piel de manzana (Joan Manuel Serrat, 1975)
CANCIÓN DE AUTOR. No era la mejor época la de la mitad de los 70 para el cantautor. Sí en lo artístico, donde seguía manteniendo la excelencia de una escritura que parecía inagotable, pero sus continuos feos para con el régimen, sin ser suficientes para que este lo defenestrara o lo encarcelara directamente, sí que eran lo suficientemente molestos como para que fuera investigado por la Guardia Civil, que seguía todos sus pasos.
Hoy en día nos puede sorprender cómo el Nano pudo ir colando su denuncia y sus reivindicaciones. Es cierto que lo hacía de manera muy sutil, pero también es cierto que todo, por mucho que no fuera incendiario, era bastante evidente. Así los censores acababan hartos de un artista que había musicado a unos cuantos poetas con alma y corazón de izquierdas, que había renunciado a ir a Eurovisión por no dejarle cantar en catalán, que se empecinaba en grabar discos en ese idioma con demasiada frecuencia, y al que habían tenido que censurar una canción tras otra, ya fuera porque tenían una estrofa en euskera, o vasco, perdón, porque insinuaban un "peligrosísimo" ménage à trois o por cualquier idea peregrina que molestara al funcionario de turno.
En medio de este ambiente Serrat lanzó su duodécimo disco con el agravante de que en la gira anterior por Sudamérica no se le ocurrió otra cosa que denunciar públicamente los últimos fusilamientos de un franquismo que estaba dando sus últimos coletazos. Esto provocó que el gobierno dictara una orden de busca y captura contra él, lo que le impidió regresar a su tierra durante casi un año. Además, prohibió la difusión de sus canciones. Por eso este disco salió en la semiclandestinidad, vendiéndose muy poco, pero de alguna forma aumentando más si cabe la fama del artista.
En cuanto al nivel de lo que nos encontramos aquí, una vez alejado para siempre de una excelencia sobrenatural que parecía perpetua y que cultivó entre 1969 y 1972, año arriba año abajo, podemos decir que, siguiendo la línea de ese Canción infantil (1974), mantiene con algo más que decencia las esperanzas en un autor al que también es cierto que se le podía pedir más. Lo mejor, no obstante, sigue emocionando poderosamente. Ahí metería a la pequeña y preciosa canción titular, a esa "El carrusel del Furo" que parece imposible en su vivacidad, a esa conmovedora rumba a medio tiempo que es "Caminito de la obra", a esas guitarras eléctricas que se desbocan en "La aristocracia del barrio" (aunque solo sea por la novedad) o a los amores furtivos de "La casita blanca". ¿Suficiente como para hablar de obra maestra? Tal vez no, pero sí que de sobra para seguir manteniendo la fe.
★★★☆☆
«Siempre he condenado la postura represora del Gobierno franquista , por eso aplaudo la decisión del señor Echeverría (el presidente de México) de romper con todo tipo de relaciones con el Gobierno de Franco. La pena de muerte sólo sirve para seguir acobardando a la gente; pero tenemos que luchar porque la izquierda y la democracia españolas se unan para acabar con un régimen totalitario. Además de Franco, el pueblo español tiene un gran enemigo, Estados Unidos, que en ningún momento ha abierto la boca para acallar al Gobierno franquista».
(Serrat responde a las preguntas de los periodistas mexicanos sobre los últimos condenados a muerte por el franquismo al llegar a ese país en septiembre de 1975)
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