NOVA CANÇÓ. Cuarto disco largo de Serrat en su idioma paterno, de ahí el título. Empeño que no era algo fácil ni gratuito en la época. De hecho su empecinamiento en reivindicar su lengua fue uno de los detonantes de la persecución más o menos evidente o intensa que sufrió por parte del régimen.
En este álbum apreciamos cómo vierte la habilidad recién descubierta para dotar a sus letras de esa pausa y esa ambientación tan peliculera, aquí más que nunca, y en la que los arreglos de Ricard Miralles siempre han sido de una importancia capital. El trabajo de ambos se funde en partituras inolvidables en las que Serrat brilla de una manera especial. Por lo bien que nos cuenta las cosas y por lo bien que las canta, con una emoción y un intimismo que iguala al de sus mejores obras.
Por todas estas razones este trabajo siempre ha cotizado tan alto entre su gente. Por hablarles desde la experiencia compartida de un día a día que, aunque parecido en todo el mundo, cuenta con esas diferencias locales que solo tu vecino puede detectar y apreciar. Todo un retrato en directo de esas pequeñas cosas que son las que nos mueven día tras día, golpe a golpe y verso a verso. Y ahí no hay barrera idiomática que valga.
★★★★☆
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