TECNOPOP. Depeche Mode, o lo que queda de ellos, regresan tras un paréntesis de seis años con un disco en el que nos hablan de nuestra caducidad mientras lloran la pérdida de Andy Fletcher, la tercera pata de un banco cuyas contribuciones en el estudio han sido capitales en el devenir de los de Basildon. Memento mori es por tanto su despedida del amigo del alma, a la vez que una prueba de fuego para la auténtica valía del ahora dúo en el que Martin Gore se arroga todo el peso de las duras y poco reconocidas funciones del teclista desaparecido.
Algo que es matizable, ya que de las doce canciones solo cinco fueron escritas por Gore en solitario. El resto surgieron de colaboraciones con Richard Butler (Psychedelic Furs) y algún otro, dejando espacio para un vis a vis entre el geniecillo rubio y su compañero de fatigas, Dave Gahan. Detalle este que no ha afeado el hecho de que Memento mori sea el mejor disco de Depeche Mode en décadas. Muchos se trasladan hasta ese lejano Ultra (1997) a la hora de buscar algo que se le pueda comparar, cosa que no voy a discutir, aunque sería bueno no olvidar que rozar esos niveles nunca va a ser la panacea, tampoco nos volvamos locos.
En cualquier caso parece claro que de alguna forma han conseguido que nos reconciliemos con su música. Algo que se debe sin duda a lo bien que han trabajado el concepto, pintando un cuadro de sencillos tonos oscuros sin circunloquios ni retruécanos. Un disco sobre la pérdida, ese sentimiento universal al que una y otra vez necesitamos regresar. Un álbum que se antoja curativo y que no se limita a bailar en la oscuridad a la búsqueda del efectismo barato. El título, esas alas de ángel en la portada, la tenebrosidad turbia de los temas más densos, que nos lleva al mencionado Ultra, esos toques de Kraftwerk, siempre evidentes, pero aquí más que otras veces ("People Are Good"), y esa "Ghosts Again" con la que nos devuelven a sus mejores tiempos son demasiadas buenas noticias como para pasar por alto que, por mucho que ya no vayan a rozar el cielo nunca más, solo el deseo de acercarse ya puede arreglarnos el día.
Eso sí, guarden sus pancartas de "mejor disco del año" y pongamos algo de cordura. Es mi humilde opinión.
★★☆☆☆
No hay comentarios:
Publicar un comentario