FOLK BORRASCOSO. En su sexto disco, Jolie Holland se deja abrazar por la electricidad como nunca. Las guitarras anegadas de trémolo o de rayos y truenos son las que marcan la tónica en un ejercicio borrascoso, denso y abisal como no acostumbraba a mostrarnos la de Houston. Será por eso que, a pesar de que suene demasiado a tópico, lo vea como su obra maestra en cuanto a ambición artística.
Y digo lo del tópico porque habrá por ahí quien piense que ya está bien de asociar lo eléctrico con lo profundo, lo visceral con el arte más auténtico. Pero, ¿qué quieren que les diga?, cuando una artista es capaz de derramar el almíbar de sus cuerdas vocales sobre el sonido abrupto y sin adornos de esa guitarra que parece querer aserrar "On and On", no creo que quepa otra cosa que gritar ¡olé! sin tapujos ni paliativos.
Algo que es solo el principio en una obra que nos muestra a una Holland que no renuncia a emocionarnos ya sea sobre pianos, guitarras acústicas, country rock o el soul más carnal. Una artista que destapa todo un arsenal de trucos para subrayar lo que ya venía haciendo desde hacía más de una década. Nada nuevo en realidad. No sé de qué se asustan algunos. Tanta vestidura rasgada, tanto espumarajo derramado no creo que tengan razón de ser. Porque al fin y al cabo, Wine Dark Sea sigue hablando de emociones, de temblores y de zonas de bajas presiones sentimentalmente hablando. Eso sí, lo hace con una autoridad, con una clase y con una certeza tan absolutas que no puedo más que entonar un "¡alabado sea Dios!" mientras lo coloco en ese pedestal que estaba reservando para lo mejor de una discografía, que ahora sí tiene la guinda que siempre le había faltado.
★★★★☆
Total: 55 min.
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