Tim (The Replacements, 1985)
ROCK. Tras su extraña portada, intrigante, casi incomprensible, el cuarto disco de los Replacements esconde la consumación de una evolución que ya había demostrado ser irreversible en la obra anterior. Una evolución que iba de la mano de la sensibilidad como auténtico catalizador de las inquietudes de un Paul Westerberg que había decidido ser él mismo, ya fuera con su instrumento o con sus palabras.
El disco no es un cóctel molotov directo a las listas, ni un dechado de energía descerebrada, ni está pensado para impresionar a la primera escucha. Lo cierto es que a pesar del aura de perfección que envuelve a este Tim, el bicho me ha costado bastante más de lo que esperaba. Porque se va desperezando muy lentamente, porque al principio no parece gran cosa y porque definitivamente se guarda sus mejores cartas para una cara B que simplemente no te puedes creer de lo buena que es.
Que con los intentos haya conseguido disfrutar en grado sumo de cosas como "Hold My Life", "Kiss Me on the Bus" o "Waitress in the Sky" ha sido gracias al vello de punta que me ponían maravillas inalcalzables como "Swingin Party", "Bastards of Young" o "Here Comes a Regular". Esos son los auténticos hitos de un álbum que te pones una y otra vez para llegar a ellos, para volver a escucharlos sin parar y no querer que acaben nunca.
Lo otro también acaba siendo tremendamente valioso, pero no nos engañemos. No pasamos por alto una producción más bien aséptica por ellos. Sin ser una lacra ni una tara para lo que aquí suena, sí que se echa de menos algo de la verdad sónica de su predecesor. Problemas menores, lo sé, pero que ante lo que podría haber llegado a ser este Tim se me antojan un poco más molestos que otras veces. Enorme en cualquier caso.
★★★★☆
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