MADCHESTER. Los Stone Roses sacaron solo dos LPs en vida, de los cuales, el primero está ampliamente considerado como lo mejor que hicieron. Una obra inmortal dentro de la profusa historia del pop británico. El segundo, que vino cinco años después, fue otra historia bien diferente. El culmen inane de una carrera que se quedó en demasiado poco para todos los fans que se engancharon al grupo con ese maravilloso The Stone Roses (1989).
Por eso se hace perentorio ahondar en el cancionero que esparcieron al margen de esos álbumes. Un reguero de singles de calidad variable pero interés perenne. Una borrachera de caras A y B que aparecen aquí destiladas para dar fe de la etapa que cubre su paso por Silvertone, sello clave en el que forjaron el que sería su primer álbum, aunque también culpable de unas tensiones que acabaron con la huida de la banda y la disolución temprana de la misma. Aquí está lo más señero que grabaron allí al margen de su estreno entre 1988 y 1990.
Es cierto que se han dejado alguna cara B en la que jugaban invirtiendo la cinta para crear algo nuevo, pero se trata de momentos tan aleatorios y prescindibles que no solo no se echan de menos, sino que agradecemos su ausencia en aras de conseguir una obra más fluida, dinámica y entera. Un disco de esos que podemos llamar sólidos y un recopilatorio de enjundia para nuestra colección.
Aquí podemos disfrutar de las diferentes facetas de la banda. Su vertiente pop, su lado bailable o hipnótico y hasta su psicodelia colorida. Un caramelito lleno de momentos memorables y algún otro que, cómo no, no está a la altura. El problema puede estar en no conformarnos con que tape los huecos y las ansias que nos ha generado The Stone Roses (1989) y tratar de compararlo con él. Eso simplemente nos generará frustración, porque sencillamente no había color. Pero hasta en esa frustración podemos encontrar un sinnúmero de matices y de placeres por descubrir.
★★★☆☆
MADCHESTER. Es muy normal que nunca tengas suficiente de los Stone Roses primerizos. Lo de Second Coming (1994) ya fue otra cosa, pero antes de eso, cuando estaban buscando su sonido y cuando por fin encontraron su voz, eran sencillamente adictivos.
Aquí tenemos el complemento perfecto para las variadas colecciones de singles y caras B que han ido sacando. Concretamente, si tomamos como paradigma ese Turns Into Stone de 1992 que se centró en las piezas maestras que prologaron o epilogaron The Stone Roses (1989), este sería el complemento perfecto para completar el retrato de la época previa a su segundo álbum. Empieza con su estreno, un single de 1985 en el que suenan tan agresivos que llegan a resultar molestos. Por mucho que te guste el punk, creo que la energía en la que bañan a los dos primeros temas de esta colección no va con ellos. Estaba claro que se encontraban en plena búsqueda de un estilo propio, hallazgo que les esperaba en una genial "Sally Cinnamon", que ya prologa a la perfección las mieles de su estreno en largo.
Poco más podemos destacar entre estas ocho pistas en las que mezclan la agresividad mencionada con experimentos en los que invierten las cintas para ver qué les sale mientras coquetean con la efervescencia de un pop recién descubierto. No hay mucha miel que llevarse a la oreja aquí, pero la hay. Una escasez que puede generar buenas dosis de frustración, pero hasta en esa decepción podemos encontrar más diversión de la esperada. Y menos de la debida, ya lo sé.
☆☆☆★★
- So Young
- Tell Me
- Sally Cinnamon ✔
- Here It Comes
- All Across the Sands
- Elephant Stone (7' version) ✔
- Full Fathom Five
- Guernica ✔
Total: 27 min.
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