A Grand Don't Come for Free (The Streets, 2004)
UK GARAGE. Después del éxito de crítica y público de su estreno, Mike Skinner intenta la doble pirueta con mortal en una continuación que construye alrededor de la historia de la pérdida de unas 1000 libras duramente ahorradas y su posterior intento por recuperarlas. Toda una ópera rap en tiempos de consumo rápido que fue estupendamente acogida como la perfecta continuación a un debut que había dejado el listón muy alto.
Algo que no deja de resultarme sorprendente, porque en lo aparente este segundo disco ha perdido en el apartado melódico. Parece palidecer frente a su hermano mayor en sus orquestaciones y arreglos. Suena más crudo y directo, con menos ornamento, aunque todo esto tiene un sentido. Y es que Skinner nos está pidiendo que nos fijemos en lo que nos cuenta por encima de todo lo demás. Para llevarnos de la mano a través de esta historia de redención en medio de un paisaje urbano más despiadado que nunca, pero también esperanzador, tal y como nos deja claro un final en la cumbre con giro argumental incluido.
Spoilers aparte, es por la sequedad de sus ingredientes, por la profundidad de un discurso tan perfectamente articulado que combina el guion cinematográfico con la poesía callejera más elegante y sentida, que estamos ante un disco de rap que se sale de la norma. Un disco que podría tomarse como base para una magnífica película de Guy Ritchie o Ken Loach. Un artefacto tan puramente británico como el acentazo intransferible de un Skinner que se ha empeñado aquí en retratar las cuitas y los triunfos pírricos de una juventud, la de su país, que trata de encontrar su hueco entre una vida adulta que le es más hostil que otra cosa. Tal y como pasa en todas partes. Una vez más, el viaje de lo local a lo universal nos ofrece la perspectiva más reveladora y más atroz. Literatura, señores, literatura en estado puro.
★★★★☆
Total: 50:36
Con este disco, aparte de ese Nighthawks (1942) con el que Edward Hopper retrató la soledad y que se me sugiere en su portada, también me lleva con fuerza al humor negro y a la crudeza de Guy Ritchie, los cuales quedaron bien reflejados en películas como Lock and Stock (1998) o Snatch: Cerdos y diamantes (2000), cintas que pueden parecer alejadas de este álbum en lo estético y en lo violento de sus escenas, pero que comparten ese retrato crudo de la cara B de una Old Britannia que esconde mucha más suciedad de la que nos podemos imaginar a priori.
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